Caritas in Veritate

Resumir Caritas in Veritate (Caridad en la verdad) bajo el eslogan “ética para el mundo financiero” como hicieron algunos medios de comunicación, es sugerir que el documento lo escribió Paulo Coelho o Gonzalo Gallo, y no Benedicto XVI, el más lúcido intelectual de nuestros días. La más reciente encíclica papal tiene como hilo conductor una crítica a los paradigmas de la modernidad en el lenguaje de la modernidad, audacia de quien en nombre del uso honesto de la razón, viene proponiendo un discurso de alcance universal. Se condensa allí un sugerente diagnóstico del actual contexto político, social y económico, recibido como pertinente y necesario por cuenta de la crisis financiera internacional. Sin embargo, a mi juicio, lo más importante es que Benedicto XVI profundiza en uno de los ideales del mundo moderno –el desarrollo integral– para cuestionar la forma como se ha entendido este proceso.

El Papa acomete tal empresa señalando que el gran desafío que tenemos en este tiempo de globalización, agravado por la crisis, es el de evidenciar tanto en las ideas como en las acciones, que el principio de la gratuidad y la lógica del don tienen cabida en la actividad económica ordinaria. Por sí mismo, esto supone replantear la lógica económica dominante, la cual sitúa el lucro individual como finalidad de la economía, y relega la solidaridad a las entidades de beneficencia, las empresas sin ánimo de lucro (non profit), y a una cada vez más desvirtuada responsabilidad social empresarial. Si bien la economía y el comercio requieren del contrato para regular el intercambio, de leyes justas y formas de distribución regidas por la política, también necesitan obras caracterizadas por el espíritu del don, que expresen la entrega generosa del ser humano a los demás. Lógica en la cual no sólo éste encuentra su plenitud existencial, sino que contribuye al auténtico desarrollo integral.

¿El Papa aboga por una reducción de los ingresos de quienes crean riqueza? No. Se trata de revalorizar la dimensión comunitaria de la economía humana, de poner al ser humano concreto en el centro de atención, de recordar la responsabilidad social de quienes más tienen y por ello influyen en los demás con mayor notoriedad. En un mundo lacerado por injusticias, desequilibrios, hambre y abusos, esta lección es más que pertinente.

Para el debate público vale la pena poner de relieve que Caritas in Veritate no sataniza el mercado ni a los países desarrollados. Tampoco delinea una suerte de tercera vía de cuño socialdemócrata. Sí revaloriza el papel del Estado en el diseño de una economía que considere la dignidad humana como principal referente de las decisiones. Destaca el papel de éste en la promoción de la solidaridad, la equidad y el libre acceso de todas las personas en la dinámica económica. Esto implica la subordinación del mercado frente al Estado, lo cual no constituye una receta socialista o un modelo estatista a lo Chávez, pues en el espíritu del principio de subsidiariedad, el Estado no debe sustituir la iniciativa individual y colectiva, sólo suplir aquellas necesidades básicas insatisfechas. En suma, Caritas in Veritate apela a quienes toman las decisiones tanto en el Estado como en el mercado, para que las encaucen hacia un desarrollo integral y verdaderamente humano. Se echa de menos en la encíclica el rol de la sociedad civil en ello.

Por supuesto, el componente ético y moral está presente en la encíclica. En este sentido el documento invita a no manipular el concepto de la ética, hoy en boga y rentabilizado en las prestigiosas bussiness school, ni a confundirla con intereses ideológicos de organismos multilaterales que condicionan sus ayudas a la implementación por parte de las naciones receptoras de políticas de control de la natalidad. No obstante, la ética no sólo es una reflexión aplicable al plano macro. El documento recuerda que toda decisión económica tiene consecuencias morales, y por eso a los consumidores también nos corresponde asumir una responsabilidad social por nuestros actos.

Ojalá Caritas in Veritate no sea tomada simplemente como una entretenida lectura de avión.

Apostilla: Después del vídeo del “Mono Jojoy” hablando de los aportes de las Farc a la campaña de Rafael Correa, ¿alguien duda aún de la complicidad de su gobierno con esta guerrilla?

Publicado en El Mundo, Medellín, 23 de julio de 2009.

Bogotá, 21 de julio de 2009.

Comentarios

María Ximena dijo…
Sobre la apostilla: creo que nadie lo duda, simplemente hay quienes se creen en la obligación jurídica de poner trabas a toda denuncia e investigación que busca desenmascarar los verdaderos intereses de ciertos mandatarios.
María Ximena dijo…
Sobre la encíclica:
Me parece ineludible traer a la agenda internacional los temas ventilados por "Caritas in veritas" sin embargo el panorama crítico ante el cual se ha divulgado hace pensar que muchos la tacharan de impertinente y hasta le pondrán sobrenombres utilitaristas que rebajen la maestría de su elaboración.
Saludos
Alejandro Galvis dijo…
Con la encíclica se demuestra la genialidad de un hombre que le está compartiendo un gran mensaje a la comunidad internacional. En muchas ocasiones las decisiones que se toman el el Estado tienen la intención de mirar la rentabilidad que produzcan, y esto no está del todo mal, porque el Estado debe buscar su beneficio, pero lo que dice Benedicto XVI es ¿Por qué no se puede encontar un equilibrio entre lo que beneficie al Estado, pero a la vez ayude a los individuos que lo componen?. Interesante cuestionamiento en el mundo que vivimos.

Respecto al video publicado del terrorista Mono Jojoy, una imágen vale más que mil palabras. Así existan individuos que se devanen los sesos buscando cómo refutar la prueba contundente, está muy claro para el pueblo colombiano la complicidad de pueblos ¿hermanos? con grupos terroristas, que hipocritamente se hacen los mártires mientras se benefician del narcotráfico y el progresivo sufrimiento de la Nación. Como lo dijo hace ya algún tiempo el rey de España al ¿presidente? Hugo Chávez, lo digo yo ahora contra el ¿presidente? Correa "Por qué no te callas?".
Alejandro: Chávez no se va callar. Nos toca resignarnos. A falta de Bush, en Uribe tiene la mejor excusa para insistir en sus sofismas.

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