¿Presidente religioso, sociedad laica?

No tengo muchas esperanzas de que esta vez El Espectador publique una carta que les remití con ocasión de un discutible editorial. Por eso, he resuelto publicarla acá.
De paso, aclaro que me parece un periódico bien escrito, con excelentes firmas, y que es intelectualmente interesante (aunque uno no comparta muchas cosas), no solo porque está haciendo una sistemática oposición al Gobierno sino porque ha vuelto al clásico periodismo escrito al definirse (no explícitamente, creo) como un periódico ideológico, es decir, defensor de unas ideas y principios, algo por lo demás mucho más interesante que la falaz neutralidad informativa que muchos medios dicen abanderar y con la que encubren sus orientaciones políticas e intereses específicos.

Señor Director,

En el Editorial del 18 de julio “La conquista de la laicidad” ustedes confunden laicidad con laicismo, que es la ideología que subyace a la pretensión de que un gobernante o cualquier persona recluya sus creencias religiosas al ámbito privado porque estas no tienen ningún papel público.
Pero además, como lector me desconcierta que la citada nota esté llena de peticiones de principio. Es decir, ¿por qué atenta contra la democracia, la pluralidad y el laicismo los gestos religiosos del Presidente? ¿Cómo sociedad no deberíamos celebrar que los titulares de dos ramas del poder público se sienten a conversar luego de unos encontrones que Ustedes por lo demás reprochaban? ¿Tal gesto deja de ser loable porque quien lo propicia es un Obispo?
Si la forma del Gobierno de insistir en la penalización de la dosis mínima de droga es pedirle al legislativo que estudie un proyecto de ley, ¿se está violando con ello las normas democráticas). A mí me parece que todo lo contrario, pues ése es el canal establecido, el Presidente no lo está imponiendo por la fuerza a pesar de que se sabe que su pretensión ha sido derrotada varias veces.
Ahora bien, si ustedes juzgan inaceptable tal medida, u otra, deberían rebatirlo con argumentos, y no con el principio absoluto, ideológico y autoritario de que las creencias morales o religiosas no tienen por qué jugar ningún papel público en la sociedad. Qué ironía, ello sucede en un país en el que ¡casi el 90% de la gente se reconoce como católica, y otro tanto como religiosa!

El Editorial se puede leer en:
http://www.elespectador.com/opinion/editorial/articulo-conquista-de-laicidad

Los argumentos son aplicables al artículo de Semana "Fe en el poder":
http://www.semana.com/wf_InfoArticulo.aspx?IdArt=113508

Arequipa, 21 de julio de 2008.

Comentarios

Unknown dijo…
Como siempre colocando los puntos sobre las ies.

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