¿Intelectuales públicos o de masas?
Se dice que Kant salía de su casa únicamente una vez al día a dar un paseo por la plaza de Königsberg. Santo Tomás pasó tantas horas sumido en la oración y la meditación que seguramente no tuvo contacto con muchas personas. No obstante, los dos han pasado a la historia como grandes filósofos. Hoy en día, al intelectual que pretende tener relevancia en el ámbito público se le denomina “intelectual público”. Se trata de alguien en permanente contacto con la sociedad de masas. Escribe en los periódicos, es consultado por la TV y la radio, es autor de best sellers, o quizás, un activista de una causa mundial o compositor de canciones. Su gran incentivo son los premios internacionales que lo dan a conocer en aquellos rincones del mundo en los que aún su nombre no hace parte de la cultura popular.
Las revistas Prospect y Foreign Policy publicaron la lista de los 100 intelectuales públicos vivos más relevantes de nuestro tiempo. Los escalafones del ranking se han determinado de acuerdo con las votaciones del público por Internet. Participaron medio millón de personas. Algunos de los que ocupan los primeros lugares han liderado su propia campaña en los medios de comunicación o páginas web. Nada censurable, al fin y al cabo, su mérito es el contacto con el público.
Ahora, ¿en qué listas figuran los intelectuales que no son expertos en auto–marketing? ¿La exposición pública coincidirá con la importancia, seriedad y trascendencia histórica de sus obras?
Apostilla: De la lista (http://www.prospect-magazine.co.uk./article_details.php?id=10261 )
vale la pena leer a Benedicto XVI, Jürgen Habermas, Robert Kagan, Michael Ignatieff, Samuel Huntington, Michael Walzer, Charles Taylor, Orhan Pamuk y Mario Vargas Llosa.
Arequipa, 26 de junio de 2008.
Publicado en El Mundo, Medellín, 5 de julio de 2008.
Se dice que Kant salía de su casa únicamente una vez al día a dar un paseo por la plaza de Königsberg. Santo Tomás pasó tantas horas sumido en la oración y la meditación que seguramente no tuvo contacto con muchas personas. No obstante, los dos han pasado a la historia como grandes filósofos. Hoy en día, al intelectual que pretende tener relevancia en el ámbito público se le denomina “intelectual público”. Se trata de alguien en permanente contacto con la sociedad de masas. Escribe en los periódicos, es consultado por la TV y la radio, es autor de best sellers, o quizás, un activista de una causa mundial o compositor de canciones. Su gran incentivo son los premios internacionales que lo dan a conocer en aquellos rincones del mundo en los que aún su nombre no hace parte de la cultura popular.
Las revistas Prospect y Foreign Policy publicaron la lista de los 100 intelectuales públicos vivos más relevantes de nuestro tiempo. Los escalafones del ranking se han determinado de acuerdo con las votaciones del público por Internet. Participaron medio millón de personas. Algunos de los que ocupan los primeros lugares han liderado su propia campaña en los medios de comunicación o páginas web. Nada censurable, al fin y al cabo, su mérito es el contacto con el público.
Ahora, ¿en qué listas figuran los intelectuales que no son expertos en auto–marketing? ¿La exposición pública coincidirá con la importancia, seriedad y trascendencia histórica de sus obras?
Apostilla: De la lista (http://www.prospect-magazine.co.uk./article_details.php?id=10261 )
vale la pena leer a Benedicto XVI, Jürgen Habermas, Robert Kagan, Michael Ignatieff, Samuel Huntington, Michael Walzer, Charles Taylor, Orhan Pamuk y Mario Vargas Llosa.
Arequipa, 26 de junio de 2008.
Publicado en El Mundo, Medellín, 5 de julio de 2008.
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