
Terrorismo y guerra justa
Cuando empecé a leer Guerras justas e injustas de Michael Walzer y relacioné los dos adjetivos que lo identifican como intelectual, esto es, liberal y defensor de argumentos morales en las guerras, reconozco que sentí cierta prevención. Pensé que me iba a encontrar una postura liberal cercana al humanitarismo que tanto abunda hoy en día, que en sus argumentaciones plantean básicamente que la guerra es un injustificable crimen que contraría el derecho internacional de la posguerra y los derechos humanos. Con eso se cierra la discusión. El siguiente paso es la indignación.
Sin embargo, me llevé una sorpresa: Walzer no es uno de aquellos autores liberales que no aún no han saldado la deuda iluminista y kantiana. Se trata de un filósofo que formula sus argumentos con ese estilo muy norteamericano de apelar a casos concretos para poner a prueba sus tesis y con un sentido pragmático que lo acerca al realismo en varios aspectos, aunque sea crítico de la versión más radical de éste. En ese sentido, parte de su razonamiento inicial para ocuparse en estos tiempos del ius ad bellum, del ius in bello y del ius post bellum implica el reconocimiento de que la guerra es una realidad con la que tenemos que vérnoslas, y por eso, más allá de toda prohibición legal, debemos pensar cuáles son los límites morales de la guerra así como las condiciones en las que combatir es legítimo, para lo cual apela a un sentido común del ciudadano comprometido con los asuntos políticos muy saludable que, por lo demás, está lejos del desencarnado positivismo legal de los nuevos profetas del humanitarismo.
La editorial argentina Katz y el Centro de Cultura de Barcelona han coeditado hace unos meses un breve texto que recoge una conferencia que dictó Michael Walzer en la capital de Cataluña, seguida de una entrevista con Daniel Gamper Sachse, y cuyo título es Terrorismo y guerra justa.
De forma tal que este comentario solo sea un abrebocas a su lectura, quiero destacar únicamente algunos aspectos del libro.
A mi modo de ver, las grandes preocupaciones de Walzer son la incorporación de los civiles como blancos en las guerras actuales (“inmunidad de los no combatientes”), y la respuesta al terrorismo por parte del Estado con medios semejantes de los que se sirve aquél. Como a juicio del profesor de Princeton la filosofía tiene ante todo un papel crítico, no se cansa de reiterar que en la guerra se deben evitar los ataques indiscriminados contra la población civil y los razonamientos meramente estratégicos según los cuales, con tal de eliminar al blanco elegido se justifica la muerte de los inocentes. El acote realista viene de plantear que, como al calor de la batalla no es posible eliminar los daños colaterales, se deben tratar de minimizar.
En el contexto post 11 – S, en el que las autoridades norteamericanas presas de la neurosis establecieron medidas que cuestionan la efectividad de los derechos y las garantías individuales defendidos por el Estado liberal, Walzer apunta que el Estado debe evitar perder legitimidad moral en su combate contra el terrorismo recurriendo a los mismos medios de los que se vale el enemigo, que fue precisamente lo que erróneamente hizo EEUU en Hiroshima y Nagasaki, y hace frecuentemente Israel. En suma, se trata de actuar en forma diferente de los terroristas: individualizar el enemigo, pues para ellos el enemigo es absoluto e indeterminado, y excluir en lo posible a los civiles (los terroristas se valen de atentados indiscriminados a fin de crear temor en la población y un caos generalizado).
Ahora bien, en un contexto político en el que los protagonistas de las confrontaciones armadas no suelen ser los Estados-nación sino milicias, señores de la guerra, guerrillas y demás organizaciones insurgentes armadas que combaten sin uniforme y están camufladas entre la población civil, la gran objeción al razonamiento moderno de Walzer es: ¿En qué cambiarían (o en qué siguen igual) las pautas morales del ius ad bello, ius in bellum, y el ius post bellum en estos escenarios?
La editorial argentina Katz y el Centro de Cultura de Barcelona han coeditado hace unos meses un breve texto que recoge una conferencia que dictó Michael Walzer en la capital de Cataluña, seguida de una entrevista con Daniel Gamper Sachse, y cuyo título es Terrorismo y guerra justa.
De forma tal que este comentario solo sea un abrebocas a su lectura, quiero destacar únicamente algunos aspectos del libro.
A mi modo de ver, las grandes preocupaciones de Walzer son la incorporación de los civiles como blancos en las guerras actuales (“inmunidad de los no combatientes”), y la respuesta al terrorismo por parte del Estado con medios semejantes de los que se sirve aquél. Como a juicio del profesor de Princeton la filosofía tiene ante todo un papel crítico, no se cansa de reiterar que en la guerra se deben evitar los ataques indiscriminados contra la población civil y los razonamientos meramente estratégicos según los cuales, con tal de eliminar al blanco elegido se justifica la muerte de los inocentes. El acote realista viene de plantear que, como al calor de la batalla no es posible eliminar los daños colaterales, se deben tratar de minimizar.
En el contexto post 11 – S, en el que las autoridades norteamericanas presas de la neurosis establecieron medidas que cuestionan la efectividad de los derechos y las garantías individuales defendidos por el Estado liberal, Walzer apunta que el Estado debe evitar perder legitimidad moral en su combate contra el terrorismo recurriendo a los mismos medios de los que se vale el enemigo, que fue precisamente lo que erróneamente hizo EEUU en Hiroshima y Nagasaki, y hace frecuentemente Israel. En suma, se trata de actuar en forma diferente de los terroristas: individualizar el enemigo, pues para ellos el enemigo es absoluto e indeterminado, y excluir en lo posible a los civiles (los terroristas se valen de atentados indiscriminados a fin de crear temor en la población y un caos generalizado).
Ahora bien, en un contexto político en el que los protagonistas de las confrontaciones armadas no suelen ser los Estados-nación sino milicias, señores de la guerra, guerrillas y demás organizaciones insurgentes armadas que combaten sin uniforme y están camufladas entre la población civil, la gran objeción al razonamiento moderno de Walzer es: ¿En qué cambiarían (o en qué siguen igual) las pautas morales del ius ad bello, ius in bellum, y el ius post bellum en estos escenarios?
Publicado en El Mundo, Medellín, 4 de Septiembre de 2008.
Buenos Aires, 15 de agosto de 2008.
Buenos Aires, 15 de agosto de 2008.
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