LA VERDAD SOBRE EL TERRORISMO


El 1 de Enero de cada año nuevo renovamos la ilusión por vivir en un mundo en paz. Y es que desde 1967, el Papa hace público el Mensaje de la Jornada Mundial de la Paz. Este año lo ha titulado “En la verdad, la paz”.

El análisis del fenómeno terrorista ha hecho correr mucha tinta en los últimos años. Éste es un asunto complejo, que no tiene una única causa socio–política y por ello no puede considerarse como consecuencia de una vivencia religiosa sin más o como la expresión de sectores socialmente marginados. Hacerlo implica asumir un enfoque simplista. El sugerente texto de Lequeur “La guerra sin fin” pone a prueba los falsos supuestos de explicación del terrorismo moderno como la pobreza, la religión, el pretendido “choque de civilizaciones”, las diferencias étnicas, entre otros.

Benedicto XVI ha hablado del nihilismo y el fundamentalismo fanático como motivaciones del terrorismo hodierno. En mi opinión, es una de las claves del mensaje. Con la mención a estos aspectos el Papa ha propuesto una lectura del fenómeno que trascienda los datos empíricos, para considerar motivaciones culturales, religiosas e ideológicas.

Así como el nihilismo niega la existencia de toda verdad y fundamento absoluto para la vida humana –una tendencia muy “fuerte” paradójicamente en tiempos posmodernos–, el fundamentalismo pretende imponer su “verdad” por la fuerza. De allí que los dos tienen como base una relación errónea con la verdad. Acaso sea válido ver en la aceptación tácita del nihilismo en la cultura actual un “caldo de cultivo” para el terrorismo aunque éste nos cause rechazo espontáneo.

A pesar de que los diversos análisis académicos y periodísticos más difundidos explican los fenómenos políticos desde parámetros fácticos, la raíz de los problemas humanos va más allá. Se sitúa en el corazón humano, entre otras cosas porque el ser humano manifiesta socialmente lo que él mismo es. Por eso el Papa habla de la paz refiriéndose a ésta como un “anhelo imborrable en el corazón de cada persona, por encima de las identidades culturales específicas”. Así, les está hablando a todos los hombres de buena voluntad, no solo a los católicos. Ante esto, el prejuicio debería ceder y escucharlo con atención.

Se ha destacado también la necesidad de que la ONU sea un “instrumento cada vez más eficiente para promover en el mundo los valores de la justicia, de la solidaridad y de la paz”. Asimismo ha insistido en que se debe caminar hacia el desarme nuclear. A pesar de la esperanza de paz con la que fue creada en 1945, la Organización de Naciones Unidas se ha convertido muchas veces en un foro de debates políticos meramente formales y no deja tener cierta veracidad la crítica según la cual es un mero apéndice jurídico–político de las potencias mundiales. El Papa insiste en que sea un organismo con una acción más efectiva en el mundo y que fomente aquellos valores mediante los cuales éste será un mundo mejor.
Hay mucho por hacer, y apenas comienza 2006.

Arequipa, Perú, 5 de Enero de 2006.

Publicado en el Diario El Comercio, Lima, 10 de Enero de 2006, p. A5.

Comentarios

Entradas populares