Cese al fuego
El cese al fuego bilateral y definitivo acordado ayer en La Habana es un hecho político histórico pues silencia los fusiles después de 52 años de guerra del Estado contra la guerrilla de las FARC. En términos militares, sin embargo, es, básicamente, la formalización del desescalamiento promovido por el Gobierno y del cese unilateral prometido por las FARC hace 11 meses.
En efecto, según el CERAC, en los últimos meses los combates entre la Fuerza Pública y las FARC se redujeron un 85%, es decir, pasaron de 0,39 a 0,06 combates diarios, lo que permite concluir que estamos viviendo la menor intensidad del conflicto en su historia.
No obstante, el cese al fuego bilateral y definitivo acordado deja varios interrogantes: ¿Cuáles serán sus efectos en un Ejército preparado para la guerra y no (tanto) para la paz? ¿Cómo protegerá a la población civil la Fuerza Pública en aquellos territorios donde operan alianzas entre el ELN, las Bacrim y las FARC? Es decir, ¿podrá combatir en el terreno a las dos primeras y no a la tercera? Y finalmente, ¿cesará también el narcotráfico y la extorsión?
Publicado en El Colombiano, 24 de junio de 2016.
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