El fenómeno Francisco
¿Qué estarán pensando quienes sostienen que la religión es un asunto privado e individual con el despliegue mediático que ha suscitado la Iglesia durante las últimas semanas? Primero fue la inesperada renuncia de Benedicto XVI, luego la expectativa del Cónclave, y ahora, muchos corresponsables no quisieran abandonar Roma cautivados por un Papa que sorprendió desde el momento mismo que fue anunciado el solemne “Habemus Papam”, y cada día da más que hablar por su sencillez y humildad.
Lo cierto es que la Iglesia católica lleva por lo menos dos meses en el centro de la información mundial. En días pasados era imposible encontrar un periódico o una revista de actualidad que no tuviera al Papa en portada. Los medios se han ocupado del hecho noticioso mismo: la elección de un Papa latinoamericano, aunque han aclarado que se trata de alguien que como Arzobispo de Buenos Aires tuvo posturas conservadoras en asuntos morales. No vaya ser que alguien piense que hubo conversiones en las salas de redacción...
Desde el punto de vista político, la elección del Papa Francisco no es intrascendente. Además del hecho obvio de demostrar el potencial movilizador y congregador de la religión cristiana, el interés que suscitó lo sucedido en la Iglesia durante estas semanas es la muestra de su influencia cultural en Occidente, y de la expectativa que producen sus decisiones. En una época que el progresismo pretende declarar obsoleta toda tradición por anticuada, es reconfortante presenciar la vitalidad y el significado de las tradiciones eclesiales, algunas de las cuales tienen veinte siglos de antigüedad.
Aunque sea casi un lugar común decirlo, la elección de un Papa argentino revela la creciente importancia geopolítica y georeligiosa del continente latinoamericano. Además de contribuir al mito en torno al liderazgo mundial de los nacidos en la bella pampa, el suceso ya comenzó a distensionar las relaciones entre el kirchnerismo y la Iglesia en la Argentina, aunque por cuenta del peculiar estilo de Cristina Fernández, el nuevo Papa ya haya tenido un dolor de cabeza diplomático con el Reino Unido debido a la solicitud de aquella de mediar en el conflicto por las islas Falklands o Malvinas.
El hecho revela también la pérdida de importancia en términos poblacionales y acaso culturales del catolicismo en Europa. Es un hecho que hoy hay más católicos en Brasil o México que en Francia o España, y si la tendencia se mantiene los católicos del mundo estarán mayoritariamente en el sur del mundo, especialmente en América Latina y en África. Que el elegido haya sido un descendiente de italianos parece demostrar la delicadeza con la que están asumiendo la deseuropeización del catolicismo en la curia romana. Los sociólogos de la religión ya debieron tomar nota de lo que está pasando.
Hace unos años, el sociólogo alemán Ulrich Beck acuñó la expresión “el fenómeno Benedicto”, aludiendo al impacto global del Papado del Cardenal Ratzinger. Aunque pueda ser prematuro, ya podemos hablar del “fenómeno Francisco”, esto es, el impacto del Papa que está conquistando a todos por su admirable sencillez. Veremos si este se mantiene cuando nos acostumbremos a sus gestos de austeridad y empiece a incomodar porque predica aquellas cosas por las cuales el mundo siempre se ha sentido incómodo con la Iglesia. Él mismo ya lo recordó: “La Iglesia no es de naturaleza política, sino esencialmente espiritual”.
Publicado en El Mundo, Medellín, 22 de marzo de 2013.

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