Marco jurídico (sin hechos de) paz


Aunque para algunos relacionar a las Farc con el atentado contra Fernando Londoño sea inverosímil o quizás inconveniente, hasta ahora parece ser la hipótesis más probable. Y aunque Semana calificó como una coincidencia que el hecho haya tenido lugar el mismo día que se votaba en el Congreso el marco jurídico para la paz, la coincidencia no deja de ser simbólica y, en cualquier caso, no parece casual que este hecho ocurra en momentos en que se discute una eventual negociación con la guerrilla.

No voy a cuestionar el marco jurídico desde el maximalismo que tanto la izquierda de Human Rights Watch como la derecha del presidente Uribe han esgrimido, haciendo énfasis en la impunidad que traería. Es razonable asumir que una solución política del conflicto requiere una alta dosis de política y menos judicialización, aunque sobre el cuánto de una y otra la sociedad nunca se pondrá de acuerdo, y ciertamente los maximalistas siempre polarizarán el debate con preocupaciones válidas. Lo que parece cuestionable es el modo como está planteada la iniciativa, y por eso tiene todo que ver con el nuevo momento político que se generó desde el día del atentado.

Sobre el modo, llama la atención que se esté buscando una salida jurídica para una desmovilización que no se ha dado, pero sobre todo, que no sabemos si se dará. Aún con todas las falencias que tuvo el proceso de Ralito, una cosa está clara: primero fue la desmovilización, y luego vino el marco jurídico para resolver la situación. Primero el hecho político excepcional, y después la norma legal para poner orden. ¿Será que el Gobierno y el Congreso tienen información sobre la voluntad inequívoca de la guerrilla de negociar si se aprueba el marco jurídico por la paz? Si es así, ¿no debería ser una información pública, sujeta al escrutinio de la ciudadanía? Pero sobre todo, ¿no les deberían exigir hechos de paz antes seguir avanzando? Y si no es así, ¿no han pensado que pueden estar modificando la Constitución para una situación hipotética y quizás irreal?

Ante estas dudas, preocupa que el Gobierno y el Congreso estén empeñados en ofrecerle a la guerrilla una zanahoria que quizás rechazará. Y no darían la impresión de hacerlo a cualquier costo si la votación de la semana pasada se hubiera aplazado o modificado sustancialmente (como lo sugirió un editorial de El Mundo) por cuenta de lo ocurrido esa mañana, más aún, teniendo en cuenta que los primeros indicios de la policía apuntaron inequívocamente hacia las Farc. Pero no fue así. Y para colmo, Santos felicitó “la templanza” del Congreso “por no dejarse presionar”. ¿No era él quien decía que sólo los imbéciles no cambian de opinión cuando cambian las circunstancias?

Entonces, o en el atentado no tuvieron nada que ver las Farc –parece pronto para exculparlas–, o el hecho sí tuvo que ver con el acto legislativo, y deberíamos interpretar el escenario con este dato. Y es que si uno revisa la historia reciente del país llega a la conclusión de que muy probablemente estamos ante una demostración de fuerza de la guerrilla para generar presión entre la sociedad y la dirigencia, mostrando que la negociación no solo es conveniente, sino necesaria. Si es así, estamos en el peor de los mundos: la guerrilla envalentonada, recuperando terreno, y nuestros dirigentes mirando a ver cómo minimizan (o esconden) lo que pasa.

Apostilla: Después de la metida de pata sobre Nicaragua, la Canciller ahí… 


Publicado en El Mundo, Medellín 25 de mayo de 2012. 

Comentarios

Anónimo dijo…
Completamente de acuerdo Profesor!. Y lo que es peor, se viene perdiendo cohesion social. Ya no hay un lider que escuche al pueblo de cerca y solucione sus problemas, descendiendo con compromiso vital de lo global al detalle y ofrezca seguridad y confianza inversionista traducido en creacion de empleo. La macrogerencia imperial y distante no genera ese fervor popular, la seguridad y el optimismo se deterioran, mientras se ofrece de nuevo la impunidad, desandando el camino para vover a lo mismo que teniamos en el Caguan. "Tengo miedo del encuentro con el pasado que vuelve", como lo afirmo el Ex-presidente Uribe, parodiando acertadamente el tango!

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