Políticos con toga

Cuando los jueces defienden sus providencias eminentemente políticas aduciendo que se trata de decisiones ajustadas a Derecho, les pasa como al pastorcito mentiroso del cuento infantil: la gente ya no les cree. Pues para el ciudadano de a pie parece un desafío a la inteligencia creer que el derecho sea un mero instrumento de venganzas políticas e ideológicas, o que desde el derecho no se puedan redactar fallos que no susciten tantas dudas sobre su legitimidad y apego a la justicia material. Incluso, paradójicamente, ¡que no despierten dudas sobre su legalidad! La prudencia, virtud del buen obrar, brilla por su ausencia cuando los jueces les pretenden dar a sus sentencias alcances de políticas públicas, cuando suscriben exabruptos constitucionales o interpretaciones amañadas o, simplemente, cuando satisfacen el deseo de venganza y retaliación de víctimas, activistas y periodistas ideologizados.

No obstante, la politización de la justicia no se evidencia sólo en fallos cuestionables, en sentencias que imponen penas desproporcionadas (¡hacia arriba o hacia abajo!) o en  procesos que van acompañados de un linchamiento mediático. Aquella se expresa también en el rol público del juez, asistente asiduo a desayunos y cocteles políticos, protagonista de las noticias de farándula, voz familiar en las emisoras radiales, entrevistado favorito de los reporteros por su capacidad de hablar con pose de autoridad sobre todo lo humano.  
Entretanto, la ciudadanía acrecienta su desconfianza en la Justicia cuando los jueces, en vez de asumir una actitud autocrítica y proponer reformas audaces, se victimizan y ¡reclaman más poder! De este modo, las expresiones “complot”, “desprestigio”, “desmantelamiento de la justicia”, “ataque contra la autonomía e independencia de la Rama” se vuelen caballitos de batalla esgrimidos una y otra vez, pues en el fondo esperan reivindicaciones maximalistas e insaciables. Para colmo, pretenden imponer una tiranía de opinión en la cual, quien no está con ellos, está contra ellos. Como un Partido único. Pero, al mismo tiempo, los togados suelen “tomar partido”, como hacen (y deben hacer) los políticos. Que ello sea entendido como “prejuzgar” o cuando menos indiscreto, no parece ser obstáculo para que lo hagan sistemáticamente: en la época de la justicia mediática, los jueces creen que tienen muchas cosas por decir –no sólo mediante sus sentencias, pues al fin y al cabo la gente sólo lee los comunicados que son publicados meses y meses antes de éstas–, y no están dispuestos a renunciar al aplauso de los defensores del activismo judicial (y de los incautos).

Los medios, grandes aliados suyos, aunque usualmente incisivos y hasta despiadados con ciertos personajes públicos, a los jueces sólo les hacen reclamos y críticas en tono menor. La irreverencia de la que se precian algunos periodistas queda sutilmente domesticada cuando el interlocutor ostenta el título de magistrado. Mientras tanto, los ciudadanos van tomando nota de que ciertos funcionarios públicos no le rinden cuentas a nadie. Son irresponsables. Políticamente, por supuesto. Y la democracia, ahí.   
Más allá de este penoso escenario, subyacen algunas cuestiones institucionales fundamentales: ¿Qué van a hacer el Congreso y el Gobierno para restablecer el maltrecho equilibrio de las ramas del poder público en el país? ¿Legislativo y Ejecutivo aceptarán con resignación que el siglo de los jueces los tenga a todos, sin excepción, potencialmente en capilla para recibir el escarnio público en cualquier momento? Si es así, deberían recordar que este siglo apenas comienza…

Apostilla: Presidente Santos, a propósito del NOPECU (no pelear con Uribe): a quienes dicen una cosa y hacen (o mandan a hacer) otra, la gente también les deja de creer.

Publicado en El Mundo, Medellín, 3 de febrero de 2012.

Comentarios

Anónimo dijo…
Me gustaría hacer una serie de consideraciones sobre los juicios de valor que se están realizando sobre el caso Garzón

1. LE TENÍAN MUCHAS GANAS.

Con las ganas no se imputa, juzga o condena a nadie; la policía se pasa el día buscando pruebas para inculpar a delicuentes a los que “les tienen muchas ganas”, pero solo si esas pruebas y/o los indicios son aceptados por un juez, si el inculpado disfruta de todos sus derechos de defensa y si, al final, quedan probados los hechos, podrá ser condenado. Soy consciente de que es una obviedad, pero a la izquierda hay que explicarle que los deseos -como a ellos sí les gustaría- no condenan, condenan las actuaciones ilícitas.

2. GRANDES MÉRITOS DEL SR. GARZÓN COMO JUEZ

No sabía que había tribunales que juzgasen a los personajes y otros que se ocupasen del resto de los ciudadanos . No sabía que si un personaje comete un delito, hay que balancear este con todos los méritos y honores que haya obtenido a lo largo de su vida.

Si fuera así, ningún tribunal condenaría a pesonajes que hayan matado a su mujer a palos, o que hayan abusado sexualmente de un niño, si antes han sido: un premio nobel de literatura, un actor conocido, quien escaló 7 ocho-miles o a un Benedictino…

3. LA IZQUIERDA NO ACATA Y LA DERECHA APLAUDE.

No debíamos preguntarnos por qué un juez, un presunto arbitro imparcial, es siempre aplaudido, jaleado, defendido y protegido en sus actuaciones por una ideología concreta. ¿No es una casualidad que esa ideología se sienta siempre satisfecha con las actuaciones de este juez? No será que este juez ha venido imponiendo una justicia sesgada, que beneficia y protege a unos y somete al peso de “su ley” a otros.

4. ASUMIRÍAN LOS DEFENSORES DE GARZÓN SU PROPIO RASERO.

Quienes defienden a Garzón y sus actuaciones, y consideran que no debe ser juzgado por ellas, consideran que, a partir de ahora:

a. Se pueden grabar todas las conversaciones entre un abaogado y su defendido.
b. Se puede juzgar en contra de una Ley derogada si el juez considera que esa Ley -competencia del poder legislativo- debe ser reactivada por el propio juez.
c. Todos los jueces que juzguen a cualquier persona, pueden solicitarle que contribuya con dinero a tal o cual acto benéfico, cultural o educativo, aunque luego pasen por su juzgado.
d. Cualquier juez puede arrogarse competencias que no le corresponden si este lo considera oportuno.
e. Cualquier condenado puede acusar libremente a su tribunal de: corrupto, fascista, arbitario y prevaricador, sin que no suceda nada.

LO MÁS IMPORTANTE.

Quienes defienden a Garzón le hacen un flaco favor cuando en lugar de encontrar argumentos a sus imputaciones se esfuerzan en denunciar algo que saben que es falso, haciéndolo a sabiendas de que hay que ocultar la verdad y difundir su mentira. A Garzón no le juzgan por la causa Gurtel, sino por socavar los derechos de los justiicialbes; no le juzgan por el Franquismo, sino por arrogarse competencias que no tenía y por tratar de aplicar una ley que ya no existe.

Saludos.
sin animo de ofender dijo…
¿Es el final lo que cuenta?

Curriculum viate de Bartasar Garzón, ahora ex juez, sin animo de ofender a nadie:

- Instruyo el GAL, con 23 víctimas mortales y no hay nadie en la cárcel por ello.

- Se metió a juzgar a un tipo de Chile con presupuestos españoles, y tras gastar cientos de millones de pesetas en ello, Pinochet murió en la cama.

- Se dedico a perseguir torturadores argentinos (otra vez con dinero español, desatendiendo los casos de esos españoles que le pagaban), y todos los torturadores argentinos siguen con su vida al aire libre.

- Se dedico a perder papales para juzgar a un muerto. En ningún país del mundo se hace eso.

- Caso Faisan se quedo dormido en algún cajón, todo apuntaba a Rubalcaba, que anda aspirante a Secretario General del PSOE, sin tacha.

- Lo último conocido: Meses, años saliendo del juzgado cositas sobre instrucciones que no podían ser publicas, titulares durante años en El Pais y el Publico. Nadie sabe quien ha sido.... pero eran papelotes del Gurtel, su debilidad, digamos como conocido: 'por filtraciones del sumario'

- Lo último de lo último. Se va a la mierda por su instrucción en caso de Gürtel, gracias a la ilegalidad de las escuchas hará que se vayan todos a cantar la parrala por ahí.

¿Quién estaba de jurado cuando aprobó las oposiciones este señor Garzon? es para que les quiten el sueldo. Ahora un grupo de juecess, por UNANIMIDAD le quitan el cargo de juez a Baltarsar G., por vulnerar el principio básico, que se estudia en primero de derecho, sobre la privacidad de abogado -cliente en un Estado de Derecho. (*)

(*) eso no lo hizo ni con ETA (y si puede hacer con terroristas)

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