Burbuja bogotana

Desde hace 15 meses (el mismo tiempo del gobierno) y sin ruborizarse, pues días antes Santos encarnaba todos los males, la revista Semana publica constantes alabanzas al gobierno de la Unidad Nacional. Sin embargo, a veces publica cosas que no parecen publirreportajes oficialistas ni opiniones que sólo representan a las élites políticamente correctas. Ese es el caso de la entrevista de María Jimena Duzán al ex vicepresidente Francisco Santos, donde este le suelta varias perlas con el desparpajo que lo caracteriza. Ante la pregunta: “Usted ha criticado el gabinete de Santos porque tiene mucho cachaco que no conoce el país. ¿Acaso usted no es uno de ellos?”, éste le responde: “Es que yo era parte de esa cachaquería hasta que llegué al gobierno, en 2002. Cuando conocí el país, su vitalidad, me di cuenta de que esa burbuja que se vive en Bogotá genera una desconexión con el país, y yo siento que eso le está sucediendo al presidente Santos […] el centro del poder real no está ya en Bogotá”.

La desconexión del presidente y del gobierno con el resto del país es notoria, y  parecería agudizarse, aunque los sondeos digan lo contrario. Anteriormente escribí aquí que el gabinete tiene el mismo perfil: tecnócratas de estrato seis, y tradicionales miembros de la clase política, es decir, gente que ya ha gobernado el país anteriormente (con Pastrana y con Gaviria, especialmente). Aunque se acusa al uribismo de un odio visceral hacia lo que no es continuismo, la verdad parece ser la contraria: que este gobierno está empeñado irracionalmente, y sin decirlo, en tomar distancia de todo lo que se relacione con el uribismo. Algunos siguen creyendo que esto tiene por objeto combatir la corrupción y despolarizar. Pero me temo que está sucediendo todo lo contrario. En la corrupción, porque cada vez aparecen más evidencias de la distancia entre los anuncios rimbombantes de un presidente-periodista que parece gobernar para fijar los titulares del día siguiente. Y en lo segundo, porque el ciudadano de a pie no se identifica con ese estilo aristócrata y distante de ejercer el poder. Un mal que con Uribe se había superado, aunque no lo reconozcan quienes le tienen fobia a un finquero montañero, como si fuese un granjero texano.

El problema que tiene Santos para darse cuenta de la desconexión de su gobierno con el país es su propio talante, pues hace parte de una de las familias más tradicionales de esa burbuja bogotana a la que su propio primo critica. Por ello, mientras hay regiones del país que llevan meses y meses inundadas, aquél prefiere devanarse los sesos pensando cómo mediar entre israelíes y palestinos, y en cómo congraciarse al tiempo con los magistrados de las altas cortes y con la opinión pública con una reforma anodina.

Muchos factores permitirían explicar la burbuja bogotana: el excesivo centralismo, los problemas estructurales de ciertas regiones que les impiden adquirir un rol más protagónico, una capital que está enclavada en el centro del país (y no en la costa como otras capitales latinoamericanas). Y se me ocurre una hipótesis histórica: la élite bogotana heredó el mismo desdén e indiferencia, cuando no la ignorancia o desinformación que, según Mario Jaramillo (“1810. Antecedentes, desarrollo y consecuencias”), tuvo la Corona frente a las Indias cuando se vivían los fragores del proceso emancipatorio. Cuando allá se dieron cuenta de lo que pasaba, fue muy tarde: ya nos habíamos independizado. Y la burbuja se reventó.

Apostilla: ¿Será que el culmen de la Unidad Nacional va ser el ingreso de Samper o Gómez Méndez al gabinete?

Publicado en El Mundo, Medellín, 4 de noviembre de 2011.

Bogotá, 2 de noviembre de 2011.

Comentarios

Maldoror dijo…
Buehhh...entre los técnocratas bogotanos estrato 6 y los politicastros y gamonales regionales que acompañaban a Uribe (por no mencionar los tecnócratas corruptos estrato seis de región) me quedo, como decía un profesor que tenía en el colegio, con la honorable opción del harakiri.

P.D: ¡Cuando Pachito Santos dice que finalmente conoció el país "y su vitalidad", es un eufemismo para decir que finalmente conoció las mañas de gamonal pueblerino que compra votos por un plato de lechona y una botella de guaro, cierto?

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