Interpretando las parlamentarias
Como toda contienda electoral, la del domingo dejó ganadores y perdedores. El mayor ganador, parece obvio decirlo, es el oficialismo, designado en estos años como uribismo, pero que probablemente a partir del 7 de agosto adoptará otro apellido. A pesar de sus vaivenes, La U y el partido Conservador seguirán siendo las principales fuerzas políticas del Senado, pues la mitad de sus miembros están adscritos a dichas colectividades. La oposición, en cabeza del Partido Liberal y el Polo van a seguir siendo una fuerza minoritaria, aunque importante, pues suman 25 entre los dos. A pesar de las advertencias, la parapolítica “en cuerpo ajeno” jugará un rol, ojalá poco significativo, pero es alarmante que desde ahora la Misión de Observación Electoral advierta que son 35 las curules cooptadas en la cámara alta, representadas por casi dos millones de votos en todo el país.
El gran perdedor fue Compromiso Ciudadano por Colombia, de Sergio Fajardo. El caricaturista Papeto recordó en El Tiempo que, como le advierte a Fajardo su interlocutor, la selección Colombia siempre termina eliminada. Dicha fuerza política sólo estaría representada por Beatriz White (aunque hasta el martes esto ni siquiera era seguro). Mirando hacia atrás, se puede concluir que la apuesta del ex alcalde fue desacertada, porque si no se hubiera salido de la fila de los independientes, hoy quizás tendría a Mockus, Peñalosa y Garzón apoyándolo en su candidatura presidencial. Quizás esto sea una clara lección en contra del personalismo y en favor del esfuerzo mancomunado y la humildad. Prácticamente sin presencia en el Congreso, sumado al sorpresivo ascenso de Mockus y el Partido Verde que le disputarán aún más la franja independiente, tengo la impresión de que a Fajardo se le embolató el tiquete a la segunda vuelta.
¿Qué pasó con los candidatos de opinión? Como en otras ocasiones, estas elecciones evidenciaron el divorcio que existe entre los candidatos consentidos por la gran prensa nacional (como Felipe Zuleta) y los candidatos por los que finalmente vota el ciudadano de a pie. ¿Será que en Colombia hay muchos candidatos compitiendo por el llamado voto de opinión, que realmente no es tan grande? ¿O será que la compra de votos y el clientelismo de los caciques electorales acaban con cualquier aspiración de quienes no comparten tales prácticas? Quizás haya de las dos, aunque me parece contradictorio que en una campaña con tantos candidatos de opinión, las propuestas temáticas y los debates programáticos hayan brillado por su ausencia. A mi juicio, las propuestas fueron las grandes ausentes de la campaña, y me temo que, de cara a las presidenciales, el horizonte no es muy halagüeño, pues varios candidatos aún siguen empecinados en demostrar quién es el más leal a Álvaro Uribe.
Es interesante que la cantidad de publicidad no sea garantía de éxito, sino, miremos el caso de Clopatofsky o de Moreno de Caro. Tampoco basta el testimonio de haber sido secuestrado para llegar al congreso, y eso quizás se explica porque algunos de ellos se encargaron de que su visibilidad pública estuviese más asociada a la chismografía nacional, más que a los ámbitos de discusión política.
Lamento que se hayan quemado Jaime Restrepo Cuartas, Selma Samur, Nicolás Uribe, Jorge Enrique Vélez, Germán Bula, Darío Acevedo, y Omar Flórez Vélez, pues sus voces harán falta en los debates parlamentarios. A Jaime Dussán y a Wilson Borja les pasaron una cuenta de cobro elocuente. Las Farc le hicieron el favor a Piedad Córdoba de mantenernos en vilo con unas liberaciones anunciadas hace un año. Mientras que en los casos de Moreno de Caro, Hernández Bonnet, Aura Cristina Geithner, María Fernanda Valencia, Gregorio Pernía y Lucero Cortés, creo que el veredicto popular ha sido sabio: la política no es un espectáculo. Al menos, no queremos que siga siéndolo.
Apostilla: ¿Qué más cosas tienen que pasar en el Polo para que le den la presidencia a Gustavo Petro?
Publicado en El Mundo, Medellín, 18 de marzo de 2010, p. A3.
Barranquilla, 16 de marzo de 2010.
El gran perdedor fue Compromiso Ciudadano por Colombia, de Sergio Fajardo. El caricaturista Papeto recordó en El Tiempo que, como le advierte a Fajardo su interlocutor, la selección Colombia siempre termina eliminada. Dicha fuerza política sólo estaría representada por Beatriz White (aunque hasta el martes esto ni siquiera era seguro). Mirando hacia atrás, se puede concluir que la apuesta del ex alcalde fue desacertada, porque si no se hubiera salido de la fila de los independientes, hoy quizás tendría a Mockus, Peñalosa y Garzón apoyándolo en su candidatura presidencial. Quizás esto sea una clara lección en contra del personalismo y en favor del esfuerzo mancomunado y la humildad. Prácticamente sin presencia en el Congreso, sumado al sorpresivo ascenso de Mockus y el Partido Verde que le disputarán aún más la franja independiente, tengo la impresión de que a Fajardo se le embolató el tiquete a la segunda vuelta.
¿Qué pasó con los candidatos de opinión? Como en otras ocasiones, estas elecciones evidenciaron el divorcio que existe entre los candidatos consentidos por la gran prensa nacional (como Felipe Zuleta) y los candidatos por los que finalmente vota el ciudadano de a pie. ¿Será que en Colombia hay muchos candidatos compitiendo por el llamado voto de opinión, que realmente no es tan grande? ¿O será que la compra de votos y el clientelismo de los caciques electorales acaban con cualquier aspiración de quienes no comparten tales prácticas? Quizás haya de las dos, aunque me parece contradictorio que en una campaña con tantos candidatos de opinión, las propuestas temáticas y los debates programáticos hayan brillado por su ausencia. A mi juicio, las propuestas fueron las grandes ausentes de la campaña, y me temo que, de cara a las presidenciales, el horizonte no es muy halagüeño, pues varios candidatos aún siguen empecinados en demostrar quién es el más leal a Álvaro Uribe.
Es interesante que la cantidad de publicidad no sea garantía de éxito, sino, miremos el caso de Clopatofsky o de Moreno de Caro. Tampoco basta el testimonio de haber sido secuestrado para llegar al congreso, y eso quizás se explica porque algunos de ellos se encargaron de que su visibilidad pública estuviese más asociada a la chismografía nacional, más que a los ámbitos de discusión política.
Lamento que se hayan quemado Jaime Restrepo Cuartas, Selma Samur, Nicolás Uribe, Jorge Enrique Vélez, Germán Bula, Darío Acevedo, y Omar Flórez Vélez, pues sus voces harán falta en los debates parlamentarios. A Jaime Dussán y a Wilson Borja les pasaron una cuenta de cobro elocuente. Las Farc le hicieron el favor a Piedad Córdoba de mantenernos en vilo con unas liberaciones anunciadas hace un año. Mientras que en los casos de Moreno de Caro, Hernández Bonnet, Aura Cristina Geithner, María Fernanda Valencia, Gregorio Pernía y Lucero Cortés, creo que el veredicto popular ha sido sabio: la política no es un espectáculo. Al menos, no queremos que siga siéndolo.
Apostilla: ¿Qué más cosas tienen que pasar en el Polo para que le den la presidencia a Gustavo Petro?
Publicado en El Mundo, Medellín, 18 de marzo de 2010, p. A3.
Barranquilla, 16 de marzo de 2010.
Comentarios
En fin, un evento electoral como las pasadas elecciones sirve únicamente para concluir que todavía nos falta mucha educación para ser una verdadera democracia.
DR IVAN, MIL GRACIA SPOR SU COMENTARIO.
CUENTE CON QUE SEGUIRE TRABAJANDO EN FAVOR DE LA VIDA, EN CONTRA DE LA IDEOLOGIA DE GENERO Y TODO LO QUE ELLA SIGNIFICA...
DIOS LO BENDIGA
Respeto a las elecciones presidenciales, el tema de las curules es diciente, y puede ser un termometro sobre lo que sucedera. A Sergio Farjardo le veo complicado el camino, lo que no quiere decir que nos de una sorpresa, que en verdad no espero.
A Dios que proteja las elecciones del MAyo, porque por lo visto no hay quien lo haga.