La maravillosa vida breve de Óscar Wao, de Junot Díaz
Junot Díaz es un joven escritor dominicano radicado en los Estados Unidos desde hace varios años, y que engrosa el elenco de la nueva narrativa latinoamericana. Como muchos de los autores de esta generación, Díaz es un inmigrante que ha encontrado suerte viviendo en un país desarrollado, que escribe y enseña en otro idioma –es profesor del MIT–, pero recreando situaciones y personajes de su tierra natal. Este tipo de escritor representa la cada vez más frecuente intersección entre lo global y lo local, y acaso entre lo moderno y lo tradicional. Se trata, en suma, de una literatura elaborada (y consumida) en las grandes metrópolis cosmopolitas, pero con fuertes raíces locales. En este contexto se ubica su primera novela, La maravillosa vida breve de Óscar Wao, un libro cuya lectura es precedida de varios galardones literarios y de la benevolencia de la crítica especializada.
La maravillosa vida breve de Óscar Wao tiene el tono de un relato callejero, de una leyenda urbana en la que se describe una historia que contiene algo de drama y comedia, ambientada en una República Dominicana que aún conserva vivo el recuerdo de la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo, y a la que subyace quizás la idea de que, al recordar épocas aciagas como aquella logrará superar sus heridas. El protagonista de este relato es Óscar, un muchacho gordo y tímido, aficionado a los videojuegos y absolutamente negado para el amor. Su torpeza para relacionarse con las mujeres y su soledad explican las tristezas y desventuras que padece, en medio de un ambiente caribeño, sensual y violento, que por obvias razones no es el más propicio para un nerd que sueña con convertirse algún día en el J. R. R. Tolkien dominicano.
No cabe duda que esta novela de Junot Díaz se deja leer con voracidad, amén de las expectativas que va suscitando capítulo por capítulo, y además porque en efecto, está bien escrita. De la historia, me parece muy sugerentes los flashbacks a la época del trujillato, en la que se recrea la corrupción y violencia del régimen. El narrador encuentra una excusa perfecta para esta incursión, y es que la familia del protagonista, Los Cabral, tuvieron una relación tormentosa con Trujillo. Para que no se desgasten pensando en simpatías o antipatías ideológicas o políticas como causantes de esta intermitencia, les adelanto que simplemente, el abuelo de Óscar, el médico Abelard Luis Cabral, cayó en desgracia cuando se negó a entregar a su hija para que entretuviera al Jefe durante una noche. Los recuerdos de la época de la dictadura muestran una nación aún en busca de su identidad, toda vez que el estilo mafioso y corrupto del régimen impregnó buena parte del tejido social que describe Junot Díaz. Esa contextualización histórica, esa conexión entre la vida en pleno siglo XXI que aún se teje en lo cotidiano a partir de lo sucedido medio siglo atrás, representa a mi juicio lo más interesante de la novela.
No obstante, la forma narrativa del libro al modo de un relato callejero, la excesiva jerga caribeña utilizada por el autor, el estilo popular –y a veces hasta grotesco– como son descritas algunas situaciones, y cierta cadencia juvenil de la narración, hacen que La maravillosa vida breve de Óscar Wao aparezca por pasajes como una suerte de novela para adolescentes. Con ello no pretendo criticar el género o el público objetivo de dicho género, sino, sencillamente, llamar la atención sobre la simpleza del relato, de las historias, pero sobre todo, de la pobreza del lenguaje cuando se recurre a tantos atajos (‘fucu’, ‘chulo’, ‘jeva´, ‘pariguayo’, ‘fokin’ son algunos de los términos que se repiten constantemente), quizás con el prurito de hacer la obra más legible o entretenida.
La revista barcelonesa Rockdelux ha ubicado a La maravillosa vida breve de Óscar Wao como una de las mejores novelas de esta primera década del siglo. Estoy en desacuerdo. Yo creo que es un libro entretenido para leer en vacaciones. Ni más, ni menos.
Bogotá, 12 de enero de 2010.
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