El nuevo mediador

Debe ser muy difícil retornar a la libertad después de seis años de cruel cautiverio en la selva y casi inmediatamente empezar a buscar la liberación de los compañeros con los que se vivió tal tortura. Uno pensaría que son absolutamente válidas y necesarias unas vacaciones con la familia. No obstante, ése es precisamente el papel que viene desempeñando Luis Eladio Pérez, quien fuera liberado hace un mes por las FARC. Las gestiones que viene realizando constituyen una mediación en vistas a la realización del posible acuerdo humanitario. La forma como se está moviendo en los distintos escenarios gubernamentales así como el ánimo desinteresado y solidario que ha exhibido viene suscitando esperanzas en la sociedad colombiana. Por ello la pregunta que muchos se hacen es: ¿Tendrá éxito?

Uno de los problemas de la mediación de Hugo Chávez y Piedad Córdoba fue su casi declarada simpatía con la guerrilla, algo que no solo se ha venido confirmando en los últimos días sino que terminó deslegitimando su labor, y en últimas la de cualquier mediador, pues al inclinar sus juicios hacia una de las partes generan desconfianza en la otra. Pero además, tanto el presidente venezolano como la senadora colombiana no resistieron la tentación de protagonizar un show mediático fundado en el humanitarismo que proclamaban y mostraron más entusiasmo verbal que el que presagiaban los mismos hechos.

La actitud de Pérez es bastante distinta: más allá de los testimonios públicos sobre la dureza de su calvario, ha evitado fustigar a las FARC en sus declaraciones, lo cual sería incluso comprensible. Además, ha guardado con reserva las propuestas que viene haciendo en los distintos escenarios así como las posibles soluciones que viene discutiendo con los actores de la vida política. Su petición de prudencia a los medios no podría evidenciar mayor contraste con la mediación del dúo bolivariano. Quizás el principal escollo esté en que las FARC lo consideren un interlocutor legítimo.

Pero sobretodo, el ex senador parece entender que en última instancia, en el acercamiento del Gobierno y la guerrilla está en juego un escenario de tipo político ante el cual se hará necesario no solo la voluntad política de las partes sino también propuestas audaces que permitan superar el escollo de los inamovibles.

Ahora bien, no todos los elementos de este ajedrez son personales, los militares pueden empezar a influir decisivamente en las próximas semanas puesto que la gestión del nuevo mediador se da en un momento en el que la comunidad internacional está muy sensibilizada con el drama de los secuestrados, y coincide con el severo debilitamiento militar de las FARC. En éste sentido, Alfredo Rangel hacía notar que luego de la muerte de “Reyes” y “Rojas” este grupo tiene el tiempo en contra. “Su debilitamiento será progresivo e irreversible, y mientras más débiles estén, menos podrán lograr en una negociación con el Estado. Por eso deberían acelerar el inicio de unos diálogos de paz con el Gobierno Nacional” escribía en El Tiempo.

Es imposible saber qué va a pasar con esta nueva mediación, lo que sí se puede vislumbrar con certeza es que el tema del acuerdo humanitario cuenta con los vientos más favorables para su realización que los que haya tenido nunca, y que hay un mediador que más allá del protagonismo en los medios de comunicación o las proclamas ideológicas tiene el propósito de sacar a las personas de la selva antes de que se mueran. Ojalá tenga éxito.

Arequipa, 27 de marzo de 2008.

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