PALABRAS SIN DECISIONES

En estos días, se desarrolla en Nueva York la 62° Asamblea General de la ONU. Como ya han intervenido los líderes políticos más relevantes de la coyuntura actual, se puede ensayar un breve análisis de lo ocurrido.
Quienes desean que el mundo sea multipolar y que proceda de manera multilateral esperan que el organismo interestatal sea una suerte de centro político decisivo de los asuntos mundiales. Que en sus reuniones generales se discutan las cuestiones más relevantes de la política internacional y que el Consejo de Seguridad actúe como timonel de las mismas. Sin embargo, la reunión ha mostrado todo lo contrario, que la ONU es un foro de palabras sin decisiones.

En sus discursos, algunos líderes parecían estar hablándole a sus nacionales, como Néstor Kirchner, quien hizo una defensa de su paso por la Casa Rosada acentuando la memoria, la justicia y los derechos humanos, banderas de su gobierno y seguramente del de su posible sucesora, su esposa Cristina Fernández. Más inteligente fue Álvaro Uribe al seguir desprestigiando la imagen internacional de las FARC, una guerrilla que aunque recurre al narcotráfico, el secuestro y el terrorismo sigue siendo vista con buenos ojos en algunos ámbitos europeos.

Otros insistieron en lo que vienen diciendo en otros foros internacionales. Situaciones ante las cuales aún no hay soluciones concretas. Como por ejemplo, la presunta fabricación de armas nucleares por parte de Irán. Ahmadineyad dijo que Irán no es una amenaza nuclear, que no tiene nada que negociar con el Organismo Internacional de Energía Atómica. Sarkozy repuntó que “si permitiéramos a Irán adquirir armas nucleares, incurriríamos en un riesgo inaceptable para la estabilidad de la región y del mundo”.

Aunque Chávez, adalid de la retórica que produce titulares de prensa no asistirá a la reunión, parecía estar representado por el nicaragüense Ortega quien, con tono oratorio y poses semejantes a las del Coronel venezolano cuestionó el orden mundial neoliberal y capitalista. Morales hizo lo suyo al proponer cambiar la sede del organismo.
En general, los amigos defendieron sus políticas entre sí y los enemigos se atacaron con los argumentos ya conocidos. Como siempre, poco se escucharon unos y otros.

George W. Bush, tan proclive a la retórica en los distintos escenarios se apartó parcialmente de ella. Lo hizo en su crítica a la Comisión de Derechos Humanos de la ONU. El presidente anunció sanciones contra Myanmar (Birmania) y pidió acelerar el recambio político en Cuba. Asimismo, acusó a este organismo de ignorar los abusos que se cometen en La Habana, Caracas, Pyongyang y Teherán, «mientras todo su criticismo se concentra exclusivamente en Israel». La indignada respuesta cubana reiteró las elocuentes voces de Irak, Guantánamo y Abu Grahib, para cuestionar la autoridad moral norteamericana.

Hubo gestos llamativos: cuando Bush criticó el régimen cubano la delegación de la isla se puso de pie y se retiró de la sala. Cuando habló el presidente iraní los asientos de la delegación estadounidense estaban vacíos. Asimismo, como no podía ser de otro modo, los temas de moda estuvieron presentes: la crítica al calentamiento global, el impulso a los biocombustibles para disminuir la dependencia del petróleo, la crisis de Irak, la necesidad de una reforma de la ONU, específicamente del Consejo de Seguridad.

Pero en síntesis, en la 62° Asamblea General de la ONU se repitieron las mismas cosas que se vienen diciendo en los distintos foros internacionales. Nada nuevo. Hubo mucho discurso y poca decisión que es precisamente el núcleo de la política, y más aún de la política internacional. Por si fuera poco, cuando se intentaron tomar decisiones concretas contra el régimen autoritario que gobierna a Myanmar y cuyos excesos han conmocionado a todo el mundo en estos días, el veto de China en el Consejo de Seguridad lo impidió. Una muestra más de la inoperancia y debilidad de la ONU en el escenario político contemporáneo. También, de la necesidad de su reforma.
Lo ocurrido en la sede de la ONU es como para no hacerse muchas ilusiones sobre su papel en éste mundo unipolar.

Arequipa, 2 de Octubre de 2007.
Publicado en la sección De Cara a la Realidad (http://www.ucsp.edu.pe/index.php?option=com_content&task=view&id=228)

Comentarios

Unknown dijo…
Es cierto, vivmos en plena era de las telecomunicaciones y no es posible comunicarse; pareciera que nadie quiere escuchar lo que el otro tiene para decir. Todos se critican entre sí y no se examinan a sí mismos...totalmente paradójico!
Definitivamente hay mucho que decir al respecto, se supone que la ONU, abarca a un gran número de paises y que podría en cierta forma regular algunas acciones incorrectas tanto políticas como en relación a la violacion de los derechos humanos, pero al paracer no es asi, y pienso que no es asi por que se juegan muchos intereses de poder.
Por un lado George Bush ataca la política cubana y rechaza la violación de los derechos humanos y la libertad de expresión en este país, pero no se acuerda de sus incursiones en medio oriente so pretexto de acabar con el terrorismo, en busqueda de bombas de destrucción massiva y de las terribles armas biológicas, que costaron miles de vidas y que hasta el dia de hoy, por ser el presidente de la potencia más poderosa del mundo, nadie lo juzga.
no quiero justificar, definitivamente, lo que hace el gobierno cubano, que a mi juicio es privar de libertad de elección a su pueblo, ni mucho menos lo que paso en uno de los paises miembros de la Asociación de Naciones del Sudeste de Asia (ANSEA), Myanmar, gobierno militar ecabezado por Than Shwe, el cual reprimió de manera brutal a la denominada "rebelión de los monjes", en defensa de la democracia en Myanmar, ni mucho menos la matanza a quemarropa que se ejerció en contra del periodista Kenji Nagai, de 50 años, casos brutales que deberian esclarecerse y encontrar responsables que sean juzgados.
A lo que me refiero simplemente es que para poder criticar algo, hay que tener primero calidad moral, y din duda alguna Geroge Bush no tiene ni un pelo untado en calidad moral para hablar de la defensa de los derechos humanos, ni tampoco Hugo Chavez, y si retrocedieramos en la historia, ningun gobierno militar ha sido ajeno a la violación de los derechos humanos.
Un juego de palabras que al fin de cuentas no llega a nada y que al parecer es conveniente para ellos (los bandos contrarios) dejar a la ONU como un simple espacio en el que no se decide nada, para que cuando quieran hacer de sus fechorias, tambien tengan libre el camino como lo dejan ahora para otros.

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