Para concluir que la clase política peruana está desprestigiada, y los ciudadanos la consideran corrupta, ineficaz y mezquina quizás no es necesaria ninguna encuesta. Lo preocupante es que ése dato sea arrojado a un poco más de un año de que los actuales congresistas fueran electos y cuando les restan casi cuatro años de labores.
La encuesta, realizada por Ipsos Apoyo Opinión y Mercado S.A. ha sido publicada el pasado Domingo 24 en El Comercio, y da cuenta del significativo descontento ciudadano con la que es considerada por su propia naturaleza como la institución política representativa en las democracias: el Congreso de la República.
Los datos son contundentes. El nivel de aprobación del Congreso es de 18%, y el 85% de los encuestados considera que no representa ni defiende los intereses de los ciudadanos.
Como si fuera poco, el malestar se dirige contra los propios mecanismos institucionales clásicos del Congreso: la permanencia por el tiempo del mandato popular (para el 86% de encuestados los congresistas que quieran renunciar deben poder hacerlo), la disminución del tiempo de ejercicio consignado en la Constitución (43% de los encuestados ha cifrado en 2 años el tiempo de mandato de cada congresista), la inmunidad parlamentaria (el 84% cree que los congresistas no deberían tener inmunidad).
En general, la encuesta da cuenta del cuestionamiento ciudadano del ejercicio de los legisladores. Que los congresistas no cumplen sus promesas, se preocupan por sus propios intereses, solamente discuten o se pelean entre ellos, son corruptos, entre otras, son las principales razones para desaprobar su gestión.
Los encuestados esperan que el congreso elabore leyes que ayuden a resolver los problemas del país, que represente y defienda los intereses de los ciudadanos, que ejerza una labor de fiscalización y control. Es decir, esperan que sea lo que teóricamente se ha planteado que debe ser el órgano legislativo.
A mi juicio, tres aspectos pueden contribuir a dilucidar el problema de fondo de esta situación, y con ellos quiero contribuir a un amplio debate que el tema debe suscitar en el país.
Primero. Como la política la hacen personas concretas, no se debe dejar de soslayar que, a juzgar por los datos de la encuesta, estamos ante una clase dirigente que no representa los intereses de los ciudadanos sino que concibe la política como un ámbito propicio para agenciar sus propios intereses. No hay que escandalizarse. Se trata de un fenómeno tan antiguo como la misma participación del ser humano en la política y común en casi todas las democracias contemporáneas. Pero eso no significa que haya que conformarse con que sea así.
Segundo. Parte del problema son las consecuencias del sistema del voto obligatorio. Éste genera en los ciudadanos la obligación de votar pero deja intacta la apatía y la incredulidad en las instituciones políticas latente de muchos de ellos. En ese sentido, los políticos que hacen campaña no tienen el suficiente estímulo y el subsiguiente desafío de seducir a los votantes con propuestas interesantes y viables. El efecto que se genera es perverso: como los políticos saben que todos deben votar, al final de la elección la torta del poder se repartirá de todas maneras otorgando a cada cual una porción, grande o pequeña, pero porción al fin. Así, en un sistema de voto obligatorio, cada voto endosado a su nombre le cuesta menos al político, el voto en blanco no tiene ningún valor simbólico de protesta, y el ciudadano concibe la participación electoral como una obligación respaldada por una jugosa multa en caso de contravenirla.
Los encuestados parecen intuir las bondades del voto voluntario. El 67% de ellos cree que el voto debe ser voluntario. Solo el 32% considera que debe seguir siendo obligatorio. Otro signo fehaciente de la pérdida de legitimidad popular de tal sistema.
Tercero. Las elecciones generales no deberían ser tales, o, en otros términos, en un mismo día no deberían concentrarse las dos elecciones más significativas de una democracia: la del Presidente de la República y la de los congresistas. Esta organización explica en parte la crisis representativa del actual legislativo, pues tal sistema lleva a los ciudadanos a privilegiar alguna de las dos elecciones. Y en nuestros países latinoamericanos de signo presidencialista, la balanza se inclina naturalmente hacia la elección del representante del poder ejecutivo. De ello se sigue que las campañas por las curules del Congreso no tienen el suficiente debate ni la difusión apropiada en los medios de comunicación.
En mi opinión, ello lleva a los ciudadanos a un “voto amarrado”, esto es, a elegir congresistas afines o del mismo partido del candidato a la Presidencia de su preferencia o viceversa.
Más bien, unas elecciones del Congreso hechas después de un tiempo razonable de que esté gobernando el inquilino del Palacio de Pizarro puede ser un interesante escrutinio político a la labor del gobierno.
Que los ciudadanos den cuenta de su malestar por no sentirse representados por el órgano representativo de las democracias no debería pasar indiferente ante los actuales legisladores. Quiero suponer que los escándalos de las últimas semanas surgidos de las torpezas y negligencias del actual Congreso habrán despertado un mínimo sentido de autocrítica.
Pero como sino fueran contundentes algunas de las cifras de la encuesta, a ellas se añade una paradoja: aunque el 72% desaprueba el bloqueo de pistas y carreteras y juzga que los paros tienen un impacto negativo en la inversión, el empleo y el turismo, el 64% aprueba los movimientos de protesta en general. Es decir, la sensación de que falta una agencia eficiente de los asuntos públicos es un dato incuestionable. ¿Qué harán los congresistas con tal encuesta?
Apostilla. El porcentaje de aprobación del Presidente García es del 42%, y ha caído 21 puntos en casi 9 meses. ¿Un mensaje de más gestión y obras, y menos apariciones mediáticas?
Arequipa, 26 de junio de 2007.
Publicado en la sección De Cara a la Realidad (www.ucsp.edu.pe)
Comentarios
Claro esta hacer referencia al
descontento que en nuestro país existe frente a aquellos representantes elegidos justamente para eso; representarnos, velar por los intereses de todos, y no solo de una cantidad reducida y seleccionada de este, estamos hablando de la presencia de la CORRUPCION, actividad que no es de ahora, y que mas aun a pesar de ser tan antigua no se pueda erradicar, cuando creemos haber eliminado parte de ello, ciertas actitudes nos demuestran lo contrario.
En lo que concierne, si el voto debiera ser obligatorio como actualmente lo percibimos o si este debiera ser voluntario; si lanzaríamos una respuesta un tanto aventurada podríamos decir SI DEBERIA SER VOLUNTARIO; porque se considera que votar es un derecho, y como bien sabemos derecho no es obligación. Pero aca cabe citar algunas razones por las que resultaría difícil pasara de lo “obligatorio” a lo “voluntario”:
Debido a la inseguridad e insatisfacción así como de la decepción de casi todos por no decir de todos los partidos, los ciudadanos no sienten eso que los verdaderos partidos deberían transmitir: seguridad, es por ello que cuando se acerca la hora de elegir a los candidatos esto representa en cada persona una molestia por no decir una perdida de tiempo para muchos ya que consideran que todo será igual o tal vez peor, es por ello que se ve la necesidad de un voto obligatorio ya que si este seria voluntario pues nadie o muy pocos desearan por propia voluntad y iniciativa ir a elegir concientemente a su representante, ello no solo produciría una menor legitimidad ya que los que votarían seria un numero muy reducido , sino que además se vería las perdidas que conlleva el realizar las elecciones que como bien sabemos es un costo considerable.
Y con respecto a que las elecciones presidenciales no deberían juntarse con las elecciones de los congresistas, por cierto es de que esto conlleva aun voto amarrado, pues resulta algo muy concentrado que las dos principales elecciones se realicen la misma fecha mientras que elecciones de “segundo plano” como las regionales y municipales sean autónomas cuando las que deberían serlo serian las antes mencionadas.
Este problema de nuestros gobiernos, de nuestros representantes parece ser un dilema de nunca acabar por eso parte de ello esta en nuestras manos, el votar por ahora obligatoriamente, pero ser concientes y tener la suficiente madurez que ese voto será tal ves el que decidirá el futuro de nuestro país, porque dicho sea de paso casi siempre los que tiene mayor voto no suelen ser los mejores!!
El autor recoge el malestar generalizado de la población contra el congreso, como institución y plantea tres aspectos: voto obligatorio, una clase dirigente que no representa los intereses de los ciudadanos sino que concibe la política como un ámbito propicio para agenciar sus propios intereses y que las elecciones generales no deberían concentrarse en la del Presidente de la República y la de los congresistas
Es pertinente destacar que coincido con el autor, en vista que los representantes del actual congreso, son mediocres, no representan a nadie, viven del Estado, para defender sus propios intereses, y justifican su permanencia haciendo escándalos, que no aportan en nada al desarrollo del país, Aprueban leyes insignificantes, clonan leyes de otros países con distintas realidades y ocasionan un gasto al Estado.
Al respecto, también nuestro descontento y frustración de la clase política, a no contribuir al desarrollo y la defensa nacional, promulgando malas leyes, que ocasionan malestar en la población.
La renovación del congreso es una forma de cambiar a nuestra clase dirigente, y también permitiría que los congresistas sean más competitivos, eficientes y eficaces en la promulgación de leyes.
El voto voluntario seria una alternativa, para mejorar nuestra democracia ya que ante la obligación del voto no permite que se puedan tomar decisiones responsables además los mecanismos y requisitos para la selección de congresistas deberían ser más rigurosos, a fin de mejorar la calidad de las leyes.
En cuanto a la representatividad, también es de responsabilidad de estas crisis el Jurado Nacional de
Elecciones, al no verificar la elecciones internas de los candidatos y verificar el padrón, la existencia de locales partidarios, lamentablemente, todo estos aspectos son colaterales que afectan la gobernabilidad del congreso, al tener gente corrupta, ineficiente, ociosa que daña la imagen de Perú.
Mi primera impresión es que si bien las encuestas representan una estadística indefinida y por tanto, en la mayoría de veces, no tienen una gran extensión; en el caso del desprestigio de la clase política resulta muy ilustrativa y crítica, pero considero que las encuestas se presentan como una suerte de subi y baja, pues con el devenir de determinadas circunstancias las cifras pueden variar asombrosamente, todo toma su tiempo, el sacar conclusiones matemáticas apresuradas nos pueden conducir a grandes errores; no se trata de un afán de defender a nuestros padres de la Patria- pues como futuros abogados de éxito y personas integras y cabales no podemos escudar lo indefendible- excusándolos por el poco tiempo que llevan el poder, es sólo interesante presentar ese punto de vista.
Si bien se dice que el pueblo es sabio, parece que existe hoy una tendencia a que este confunda su sabiduría con su comodidad, el deseo de reducir el periodo de ejercicio de los congresistas expresa- a mi juicio- en cierta medida el deseo de algunos pobladores de un total facilismo, si el congresista no satisface sus intereses lo retiran, esta NO es la solución, me atrevo entonces a matizar algunas alternativas de solución frente a este problema de permanencia de los congresistas, debido a que los grandes cambios no se generan en días, ni meses sino en grandes periodos de tiempo, al cambiar constantemente de congresistas se generaría una gran estabilidad en el avance de reformas emitidas por el parlamento, cada nuevo conjunto de curules buscarían establecer sus parámetros y cada nueva legislación será un nuevo comienzo, es por ello que el tiempo de elección debe proseguir pero si debe crearse un ente- como la comisión de ética- para regular y sancionar las actitudes indebidas de los congresistas. En segundo lugar referente a la inmunidad si se entiende que ser congresista es un privilegio, también se comprender que este trae consigo también una gran dosis de responsabilidad, si se esta no se cumple la sanción debe ser inmediata, no se puede confundir inmunidad con impunidad.
Apoyo la opinión del autor en cuanto a dejar de lado el voto obligatorio pues existe en la mentalidad peruana la idea de causa- efecto: no votar es igual a multa, surgiendo como consecuencia que un voto hecho por obligación no genera un compromiso ni tampoco una responsabilidad por el voto dado; el desarrollo del país no corresponde sólo a las autoridades, es un deber del pueblo peruano, que tendrá su inicio en el voto consciente en las urnas.
Es claro manifestar que la clase política peruana está desprestigiada ya que corroborando con el primer aspecto fondo es bien dicho que este problema que afecta a la clase política y a la población se ha venido arrastrando en casi toda la historia de nuestra legislación , a mi parecer la raíz de este problema parte de una falta de conciencia por parte de la comunidad en general: tanto por parte de los gobernados como de los gobernantes; por parte de los gobernantes de tomar conciencia y ponerse a trabajar por el Perú, ponerse la camiseta , y la mano al pecho y no al bolsillo, es decir dejar de trabajar solo para beneficio de sus propios intereses, y por parte de los gobernados a ya no criticar tanto a sus autoridades si no dejarlas trabajar, sostengo que todo este problema parte del deterioro de una conciencia nacional quebrantada que toma como motor principal la precaria condición y la falta de oportunidades de desarrollo dentro de nuestro país así afirmo pues que la gente que llega al poder razonablemente, tal vez, al ver la condición actual en la que nos encontramos fijan como su único objetivo el poder hacer plata ya que se encuentran en el contexto y en la oportunidad perfecta para ganarse la vida y poder asegurar su futuro un ejemplo concreto a mi parecer es el del actual congresista de la república ,de la bancada Fujimorista, Carlos Raffo el cual de pasar a ser un simple comunicador terminó siendo congresista; además hay que agregarle el problema de que los debates que se llevan en el congreso para solucionar los diversos casos de opinión publica no dan soluciones rápidas a los miles de problemas es por eso que siempre va a ver una gran discordancia entre el congreso y la sociedad, el congreso no puede tampoco solucionar cuanto problema de la gente se le ponga encima o cuanta ley quiere que den para beneficiar a un cierto grupo de personas.
En cuanto al voto obligatorio a mi parecer debe darse porque somos una sociedad que se inclina por lo fácil, por la causalidad de la vida, creo que la querer darse un voto en el que solo asistan los que quieran votar la gran mayoría de la población no lo haría ya que al dar el voto como una elección voluntaria se llamaría a esa flojera del poblador peruano, decir ya lo haré después y terminarían por no asistir , con este asunto también se da una ayudadita si es preciso decirlo a los candidatos que mejor publicidad hayan hecho al que mejor propuestas a dado hacia la colectividad electoral; en relación al tercer aspecto hay que ponerse también a pensar en que el hacer unas elecciones populares demanda un gran costo y que no estamos en condiciones de hacer varias elecciones para elegir a nuestras autoridades, pero yo si estoy de acuerdo con lo que usted plantea es correcto pues afirmar que se deberían dar unas elecciones por separado para elegir de una manera adecuada a quienes nos van a representar.
De acuerdo con el tema del bloqueo de carreteras creo que la forma de poner un pare a este problema no es la paralización, porque se afecta al país de manera drástica; clara es la encuesta con respecto de la popularidad del presidente, mas bien diría,; ahora pues no se trata de juzgar al ejecutivo por un lado y al legislativo por otro sino se trata de dar a conocer que estos dos poderes deben trabajar juntos, sin hacer una acepción al judicial, como un solo grupo un solo equipo para bien del país, además hay que tomar en cuenta que no se va poder solucionar las diferentes disyuntivas que presente la gente ya que como quien diría cada quien trata de bailar con su propio pañuelo así que este desacuerdo que hay hacia el congreso no es del todo valido ya que siempre pues la gente se ha visto impulsada a que le resuelvan los problemas y no a tomar la debida conciencia que hay que comenzar por resolverlos nosotros y encontrar las soluciones y no esperar a que por obra y gracia del espíritu santo se resuelvan.