LA VIDA DE LOS OTROS


Hace unos años, Este – Oeste, una extraordinaria película de Régis Wargnier mostró el drama del estalinismo en los días de la posguerra desde la experiencia de un matrimonio de un ruso con una francesa que regresaron a Moscú con la ilusión de que las cosas allí habían cambiado. Ahora, es la cinta premiada este año con el Oscar a la mejor película extranjera (y que ya se puede ver en las salas de cine latinoamericanas) la que nos descubre el triste mundo de la Europa oriental socialista en los días de la Guerra Fría. Esta vez en la antigua República Democrática Alemana. Se trata de La vida de los otros de Florian Henckel von Donnersmarck.

La película describe la vida algunos de los artistas perseguidos por el régimen comunista y su lucha por sobrevivir entre la necesidad de la creación artística y el miedo a la marginación. Pero el film se centra en la vida de un correcto funcionario de la Stasi, la policía secreta del régimen a quien le encomiendan espiar a una pareja de novios: el escritor y dramaturgo Georg Dreyman y la popular actriz de teatro Christa-Maria Sieland. El funcionario, que lleva una vida solitaria y triste como el régimen, va descubriendo las inconsecuencias de la ideología a la que sirve cuando comienza a identificarse con sus perseguidos, y más aún, cuando comienza a anhelar una vida como la que llevan los artistas enamorados, es decir, una vida corriente, pero libre. Es en ese momento cuando su monolítica fidelidad comienza a resquebrajarse.

Es 1984, son los días en los que se ve venir el colapso del régimen, por eso la cinta rememora el día que cayó el Muro. Muestra el antes y el después. Así como muestra la dinámica interna del régimen con sobriedad, sin intenciones panfletarias en mi opinión.

El fantasma de los totalitarismos y las ideologías que instrumentalizaron al ser humano y su libertad sigue vivo. Hay que ver películas como ésta para no olvidar. Para aprender la lección que nos puede dejar la barbarie del siglo XX. Para recordar que se puede repetir.

Cuando salí de la sala me sentí muy conmovido no solo por lo que padecieron durante décadas millones de alemanes, rusos, polacos y otros nacionales, sino porque aún hay líderes políticos y masas que los aplauden que siguen pensando que el infierno totalitario puede ser el paraíso prometido.

Buenos Aires, 28 de abril de 2007.

Comentarios

Anónimo dijo…
Tomo nota de la recomendación, ya que es dificil encontrar en el cine comercial algo que valga la pena ver. Felizmente nos salva el cine independiente. Saludos
Anónimo dijo…
que buen comentario, me motiva a ver la cinta y a profundizar mucho más a cerca de las consecuecias y lastres de la guerra fría!!!
De verdad que me encanta como escribes!!!!

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