La Marcha de hoy

Será un nuevo golpe de opinión contra el Gobierno Santos por parte de la oposición uribista, conservadora y cristiana, unida en feliz matrimonio desde la campaña del plebiscito. No será una nueva temporada, sino otro capítulo de la serie: “Santos es corrupto, le entregó el país a las Farc y viene la Chavezdesgracia”. Lo relativamente novedoso es que los escándalos de corrupción de las últimas semanas han acrecentado la indignación ciudadana en contra de un Gobierno que, los dos chivos expiatorios aparte, parece obedecer a la consigna de “nos salvamos todos o nos hundimos todos” y cuya incapacidad para asumir responsabilidades éticas y políticas trajeron al imaginario colectivo el elefante que dizque nadie vio. Por eso, la marcha parece patrocinada -es una metáfora, fiscales- por Odebrecht y convocada por Juan Manuel Santos: porque a la bola de nieve de corrupción le añadió cortinas de humo y aislamiento. El Nobel está desnudo.

Ahora bien, a 14 meses de las presidenciales, hay dos cuestiones relevantes. La primera, ¿cuántos inconformes de centro o santistas desencantados logrará sumar a sus huestes esta nueva derecha? La segunda se refiere a la capacidad que tendrá este variopinto sector político de articular propuestas y consensuar liderazgos para ser alternativa de poder en 2018, ahora que los patos -otra metáfora- (Vargas Lleras, Robledo, López y De la Calle) se lanzaron al agua.

Porque aunque revienten las calles de gente y griten duras consignas contra Santos, la paradoja es que hoy por hoy ninguno de los candidatos que marcharán tiene una intención de voto significativa. Por eso, su discurso legítimamente enojado del “No más…”, deberá, más pronto que tarde, traducirse en propuestas de gobierno si llegaran a la Casa de Nariño.

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