Después de Kirchner

Al igual que en la vida ordinaria, en el análisis político se suele contar poco con la posibilidad de la muerte. En la tensión por ser y permanecer, olvidamos que las personas podrían irse. En cualquier momento. Empezando por nosotros mismos. Es paradójico, pues se trata de una certeza infalible: que todos vamos a morir. Pero, al mismo tiempo, es absolutamente impredecible, por lo cual, lo que inexorablemente ocurrirá, no sabemos cuándo será.
Aunque los medios de comunicación anunciaron que la muerte de Néstor Kirchner produjo en la Argentina principalmente tristeza y dolor, en la distancia, me parece que la verdad es otra: creo que lo que prevaleció fue el desconcierto y la sorpresa. Aunque parezca obvio, lo que conmocionó a la sociedad gaucha no fue tanto la muerte de un ex presidente (bastante impopular, por cierto), sino que ésta fue absolutamente inesperada, pues incluso era probable que el próximo año aspirara nuevamente a gobernar el país. La gran paradoja es que un hecho extra-político puede cambiar para siempre el horizonte político argentino. Al menos, el de los próximos meses.

La muerte de Néstor Kirchner abre seriamente la posibilidad de que el kirchnerismo pierda el poder en 2011, algo improbable hace unos días atrás. Se esfuma, con ello, la posibilidad, temida por muchos, de que el matrimonio se relevara en el poder. No obstante, el anuncio de que Máximo, el primogénito, hará parte formalmente del círculo de consejeros de Cristina, pone en evidencia su desconfianza en sus allegados políticos, y que continuará con la tendencia de gobernar únicamente con aliados incondicionales.

Probablemente se ahondarán aún más las divisiones internas en el histórico partido justicialista, con lo cual, una alianza de los sectores opositores tendrá mayores posibilidades de éxito. Curiosamente, este hecho extra-político le envía un salvavidas al radicalismo, venido a menos en los últimos años, eclipsado por el omnipresente peronismo y el emergente Pro de Mauricio Macri.

En la vida política interna, quedan abiertos varios interrogantes. Uno es central: ¿la desaparición del hombre fuerte del poder kirchnerista profundizará o moderará la lógica binaria con la que había actuado el matrimonio? Según esta, quienes no son amigos, son enemigos acérrimos que hay que destruir. La misma, es importante aclararlo, evoca más a Lenin que a Schmitt, pues para el jurista alemán, la composición y el entendimiento con los antagonistas no era un camino vedado en lo político. Sin embargo, la ausencia de importantes opositores en la velación del ex presidente, algunos de ellos atemorizados por las posibles agresiones de los áulicos del kirchnerismo, y otros por petición del círculo gubernamental, insinúan una respuesta a este interrogante. Puede ser el preludio de otra muerte, aunque esta vez, únicamente política. No sería sorpresivo, pues los Kirchner se la han jugado tradicionalmente al todo o nada, otro binario.

Hasta ahora, ningún analista se ha preguntado qué cambia en el concierto latinoamericano con la muerte de quien llevaba unos meses liderando la Unasur. ¡Ojalá no sea porque no se la toman en serio! La figura de Néstor Kirchner tenía un escaso impacto regional, entre otras cosas porque su verdadero foco estaba en la política local, en la que tenía varias responsabilidades políticas. De hecho, su elección obedeció al peso que el chavismo tiene en este organismo, más que al reconocimiento de un liderazgo continental. Este diagnóstico permite contextualizar el que para algunos fue el “decisivo” papel que Kirchner jugó en el restablecimiento de las relaciones entre Colombia y Venezuela en Agosto: desde el realismo político, ello era previsible como consecuencia de la exitosa estrategia del presidente entrante (moderación) y saliente (denuncias públicas). Por eso, en San Pedro Alejandrino quedó claro que Chávez fue quien insistió en darle un protagonismo al ex presidente argentino. Es previsible que el nuevo secretario de Unasur tenga una cercanía semejante con el Coronel venezolano. Ojalá el gobierno colombiano sepa cobrar caro este apoyo: no vaya a ser el abrazo del oso.

Apostilla: Para aprobar el matrimonio homosexual, ¿la Corte Constitucional hará decir al artículo 42 (el matrimonio es entre un hombre y una mujer) de la Constitución lo que no dice? Sería una sustitución del texto.

Publicado en El Mundo, Medellín, 4 de noviembre de 2010.

Bogotá, 2 de noviembre de 2010.

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