Medios y columnistas sesgados

El despido de Claudia López como columnista de El Tiempo, a raíz de su artículo “Reflexiones sobre un escándalo” (13/10/2009), amerita un amplio debate público. Su crítica al tratamiento que el periódico capitalino le dio a los efectos políticos de los cuestionamientos a Agro Ingreso Seguro como algo que perjudica a Andrés F. Arias y favorece a Juan Manuel Santos confirma las sospechas de quienes dudan de la imparcialidad del diario en una contienda electoral en la que interviene uno de la casa, y cuando está en juego la asignación del tercer canal de televisión que sus dueños desean. El análisis de López sobre el asunto es impecable, y a diferencia del tono que suele utilizar en sus columnas y en Hora 20, paradójicamente el de esta pieza había sido moderado. No obstante, la columnista termina siendo víctima de su propio invento, pues el tono grandilocuente e indignado que suele utilizar para referirse a quienes son objeto de sus críticas fue el mismo con el que le respondió el director del periódico, calificando como “falsas, malintencionadas y calumniosas” sus afirmaciones. Quizás también sufrió las consecuencias de su tendencia a generalizar: juzgó el cubrimiento informativo de un periódico a partir de tres noticias solamente.

En Estados Unidos hubo un debate hace unos años acerca de la supuesta neutralidad de los medios de comunicación. CNN defendía éste que, para muchos, ha sido una suerte de axioma de la labor periodística. FOX, por el contrario, declaraba abiertamente su tendencia política de derecha para poner sobre aviso a sus televidentes acerca de la orientación que tenía la información que recibían. En Colombia hace falta un debate semejante. El sesgo político e ideológico de nuestros medios de comunicación es evidente, sin embargo es un tema tabú, un asunto del que no se habla públicamente, una realidad cuyo desvelamiento pareciera requerir grandes elucubraciones y datos confidenciales. Pero salta a la vista. O nuestros medios siguen apegados al principio de la imparcialidad o neutralidad informativa, o consideran que la gente es ingenua, y hasta tonta pues no diferencia líneas informativas.

En cualquiera de los dos casos están equivocados. Primero porque hoy es muy difícil seguir sosteniendo que las posiciones oficiales sólo se fijan en los editoriales. Los titulares, el espacio, la oportunidad, los temas mismos que son objeto de información obedecen a un propósito determinado, que es legítimo y necesario en un medio informativo, pero que, a semejanza de lo que hizo FOX, debería ser explicitado y confesado sin pudor. Es una cuestión de honestidad y respeto por el destinatario. Más aún, en una sociedad en la que está al alcance tanta y tan variada información, los medios no pueden seguir teniendo la ilusión de que la gente no contrasta sus noticias. Para estar bien informado hoy en día hace falta, al menos, hojear tres o cuatro periódicos, escuchar dos o tres programas de radio, hojear las revistas de opinión, consultar algunos blogs y portales de Internet, ver un noticiero de televisión, y si se puede, estar leyendo un libro de actualidad.

El incidente me parece apropiado para llamar la atención acerca de ciertos defectos comunes en algunos de los columnistas más leídos del país, y que, –valga la aclaración– se ven tanto en críticos como en defensores del Gobierno: la ligereza argumentativa, la grandilocuencia, la generalización, la descalificación de los contradictores, la criminalización del discurso opuesto, el compromiso incuestionable con una tendencia política, pero sobretodo, la falta de matices, la ausencia de autocrítica y de moderación en el tono. En una democracia la formación de la opinión pública es un proceso muy importante que supone enorme responsabilidad. Ésta no sólo debería ser exigida excepcionalmente en los estrados judiciales, sino principalmente en la propia conciencia del autor.

La verdad, ni más ni menos, es lo que se nos está extraviando en esta polarización tan fatigante. Ojalá los medios y algunos columnistas fueran más amigos de ella que de Platón, o del poderoso que mueve su pluma.

Apostilla: ¿Alguien todavía duda que la selección necesita un técnico extranjero? La receta le funcionó, y de qué forma, a Chile.

Publicado en El Mundo, Medellín, 15 de octubre de 2009.

Bogotá, 13 de octubre de 2009.

Comentarios

ElAlispruz dijo…
Iván, ya que en tu encuesta preguntás qué columnista no leo, te confieso que desde hace mucho tiempo no leo ningún periódico, menos aun a algún columnista. Los columnistas en Colombia opinan, como decía Fernando González, como escupiendo ideas. Es vergonzoso su ejercicio de la sofística, su argumentación sesgada, profundamente ofensiva y sin argumentos que hagan pensar a la sociedad.

Me gusta la frase "Ojalá los medios y algunos columnistas fueran más amigos de ella que de Platón, o del poderoso que mueve su pluma." Pero la hubieras puesto con Aristóteles jajajaj... Efectivamente, acá se escribe para convencer y dominar, no para hacer pensar...
Cesa Augusto dijo…
Que triste panorama el de los medios de comunicación en Colombia. Es muy común escuchar a sus voceros rasgándose las vestiduras al criticar la censura de medios en otros países, como si en Colombia los medios cumplieran con su función social de ser la principal herramienta para el ejercicio ciudadano de la democracia objetiva.

Me parece indignante la actitud de las directivas del diario El Tiempo. Con esto queda claro que el medio de comunicación que monopoliza la gran mayoría de la información escrita en nuestro país, tiene grandes intereses en presentar la información para su propio beneficio. Tristemente ese es el precio de mostrar la verdad, ser victima de censura o en el mejor de los casos ser tachado de periodista al servicio del terrorismo.

No es muy diferente el panorama de los dos medios de comunicación televisivo más importantes de nuestro país, propiedad de los dos grupos económicos más poderosos, los cuales claramente manejan la información de acuerdo con sus propios intereses muchas veces nada objetivos.

De la Comisión Nacional de Televisión ni hablar, difícilmente se pueden encontrar funcionarios tan ineptos y corruptos como los que la manejan. Su labor demuestra que son títeres del gobierno, esto ha quedó claro con la decisión de la semana anterior, en cuanto a forzar la licitación para el tercer canal, estipulando para esta un plazo de 3 meses. En ese momento el gobierno podría estar en campaña electoral para su propia reelección. Esto igualmente constituiría un atropello a la tristemente pisoteada democracia de nuestro país.

Entradas populares