Causas Sagradas, de Michael Burleigh
Con prosa envolvente, una notable documentación histórica aunada con ironía perspicaz, Michael Burleigh logra con este libro relatar cómo los totalitarismos fueron religiones políticas que pretendieron ser para las masas unos sustitutos del cristianismo en Europa. El texto es la continuación de uno publicado en 2005, y que goza del mismo interés y rigor investigativo: Poder Terrenal. Religión y política en Europa. De la Revolución francesa a la primera Guerra mundial. En los dos, el historiador inglés detalla cómo desde los jacobinos hasta Al Qaeda, pasando por el comunismo, el fascismo y el nacionalsocialismo, en Occidente se ha impuesto la tendencia a hacer de la política una suerte de culto civil, una religión sustituta que cuenta con sus propios ritos, sacerdotes, símbolos, liturgias y herejías sustentadas en un credo único, lugar que ocupaba la respectiva ideología política. Burleigh detalla algunos de los absurdos y horrores a los que ha conducido tal fenómeno en la centuria pasada, y se lamenta de que ante este panorama, en la Europa actual el secularismo se haya convertido en la ideología políticamente correcta que, curiosamente, ignora los efectos culturales y políticos de una creciente migración musulmana que se atrinchera en guetos cual pruebas piloto del gobierno de la sharia, en lo que algunos, invocando cierto profetismo han denominado Eurabia.Causas Sagradas puede ser leído como una historia del siglo XX que asume como metadiscurso narrativo la forma como los totalitarismos devinieron en feroces persecuciones religiosas. La razón es simple: en las iglesias encontraron el gran obstáculo para la realización de sus obnubiladas pesadillas y de su proyecto de crear un “hombre nuevo” a imagen y semejanza de la ideología totalitaria. En este sentido, teniendo en cuenta su declarado agnosticismo, es muy sugerente la argumentada defensa que el autor hace del papel de la Iglesia durante el Holocausto, y especialmente de Pío XII a quien infamemente algunos han llamado el “Papa de Hitler”. En este punto, el interés del libro reside en aportar al debate público hechos acaecidos en los diferentes países europeos durante la Segunda Guerra que demuestran que las tesis que sostienen que la Iglesia Católica –el Papa el primero– coadyuvó con el genocidio de los judíos son infundadas.
Siguiendo la estela planteada por autores como Alexis de Tocqueville, Franz Werfel, Eric Voegelin y Raymond Aron, que hicieron alusión a una religión política, Michael Burleigh cree encontrar en este concepto el gran hilo conductor de la historia moderna europea desde el siglo XVIII hasta nuestros días. Este fenómeno no solo ha definido el tono de la relación entre la Iglesia y el Estado en las diferentes naciones, sino que además explica buena parte de lo ocurrido durante la Revolución Francesa, las dos guerras mundiales, los campos de concentración, la década de los sesenta, el conflicto en el Ulster, el 11–S, y ofrece claves de lectura para comprender el actual panorama político europeo signado por la obsesión de “borrar del mapa” al cristianismo.
Así, en el contexto del enrarecido debate sobre la secularización y el laicismo de las sociedades actuales, el concepto de religión política que retoma Burleigh es quizás el mayor aporte al debate intelectual tanto de Poder Terrenal como de Causas Sagradas. En los dos libros no se profundiza en el concepto como tal ni se exploran sus notas filosóficas. Allí hay una carencia que se les puede imputar aunque el autor no la identifica como un objetivo a conseguir. No obstante, a mi modo de ver, el mérito de las dos obras de Burleigh está en documentar dicho concepto, en recrearlo en la historia de la Europa moderna apartándose de una forma de hacer historia políticamente correcta que, al tiempo que se indigna absoluta y moralmente con el terror del nazismo cree hallar en la Iglesia uno de sus cómplices, lo cual, paradójicamente, terminaría exculpándolo o, cuando menos, atenuando su culpa. Una forma de hacer historia en la que el comunismo fue un mal menos grave que el nazismo y el fascismo, una interpretación que algunos intelectuales aún ilusionados con la revolución marxista se niegan a revisar. Una forma de hacer historia según la cual, a pesar de los horrores imputables a las religiones políticas totalitarias, Occidente sigue estando regido por la irrefrenable tendencia histórica hacia la absoluta secularización de la sociedad, augurando una época en la que se retornará a la ausencia de dioses de la antigüedad pagana. Aunque mejor sea decir, a la multiplicidad de dioses a los que se rinde culto en una exacerbada sociedad del mercado, el nihilismo y la tecnocracia.
Mirando el contexto mundial actual, Causas Sagradas señala que el modelo secularizado europeo es más bien una excepción política. Allí están los Estados Unidos, la India, la China (por defecto) y el Medio Oriente para comprobarlo. La gran pregunta que parece sugerir el autor es si Europa está dispuesta a diagnosticar correctamente su propia enfermedad para poder curarse, y así no repetir su triste historia reciente.
Con esta genial obra, Burleigh ha aportado bastantes claves para ello.
Bogotá, 13 de junio de 2009.
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