La elección del Procurador
En algunos medios de comunicación causó desconcierto la elección unánime por parte del Senado de Alejandro Ordóñez como nuevo Procurador General de la Nación. La perplejidad llega a la indignación y se presenta con el siguiente razonamiento: ¿cómo es posible que la oposición haya votado por un candidato conservador y católico a ultranza?
El nuevo Procurador sostiene muchas creencias que aún son mayoritarias en el país. Por lo tanto, se me antoja que el desconcierto mediático obedece a las pautas laicistas de lo políticamente correcto, las cuales asumen que es un riesgo para el modelo del Estado laico -que dicho sea de paso no está consagrado en la Constitución del 91- que este poderoso ente estatal quedara en manos de alguien a quien se ha acusado de ser muy coherente con sus creencias religiosas, lo que en términos posmodernos equivale a fanatismo. Entonces, ¿por qué el Partido Liberal y el Polo votaron por él?
Es sugerente, pero quizás simplista, que se explique dicha situación por las componendas políticas a las que habrían llegado los senadores electores y el designado. Si fuera así, no veo por qué ninguno de quienes votaron en blanco o a favor de Camilo Gómez (sólo uno) no denunciaron este hecho con bombos y platillos, cosa que les habría reportado bastante popularidad, más aún si se tiene en cuenta que algunos de la lista minoritaria, como Cecilia López y Marta Lucía Ramírez, son "consentidos" de los medios.
También es interesante la explicación del propio Ordóñez, según la cual dichos partidos demostraron coherencia al elegir a alguien que en temas controversiales piensa diferente de ellos. No obstante, me quedan dudas de que, por ejemplo, una porción del Polo haya visto la ocasión para apartarse de las directrices de su jefe ideológico, llevándole la contraria al ex magistrado libertario precisamente en un asunto tan sensible.
Yo aventuro otra explicación, que quizás sea una mezcla de las dos anteriores: las bancadas de los partidos políticos no votan en el Congreso con base en ideologías ni en grandes concepciones filosóficas del bien común, ni en los principios del Estado Constitucional. Los congresistas suelen ser sujetos oportunistas, no solo con una capacidad discursiva bastante simplista y precaria, sino poco coherente en sí misma y con sus actuaciones, y que en ciertos asuntos parecen meras transcripciones de experiencias foráneas tomadas como modelos de modernidad. Por ejemplo, Armando Benedetti se ufanaba en Hora 20 de haber defendido sistemáticamente en el Congreso las cosas que Ordóñez rechaza (aborto, eutanasia, uniones homosexuales, penalización de dosis personal de droga) y aun así votó por él.
Por lo tanto, para entender nuestra política y la de otras latitudes, hay que tener en cuenta que no estamos en el siglo XIX, que hoy en día la ideología es un componente accesorio de los partidos y movimientos políticos, razón que, por lo demás, legitima en nuestro contexto la insistencia del presidente Uribe en asumir la seguridad democrática, la confianza inversionista y la política social como políticas de Estado, es decir, como directrices públicas que sobrevivan a los oportunismos, las componendas y las demagogias de cada Gobierno.
Apostilla. Columnistas como Daniel Coronell, Ramiro Bejarano, Cecilia Orozco, Juan Gabriel Vásquez, María Jimena Duzán y Daniel Samper Ospina, que se opusieron públicamente a que un candidato del tenor de Ordóñez estuviera en la terna a la Procuraduría (o que fuese elegido), evidenciaron que la mentalidad laicista suele ser más beligerante e impositiva que las convicciones religiosas de las que dicen querer salvar al país.
Publicado el 17 de diciembre en El Tiempo.com, y el 5 de enero en El Colombiano.
http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/otroscolumnistas/la-eleccion-del-procurador_4726605-1
Arequipa, 15 de diciembre de 2008.
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